El balance necesario
-
A pesar de que desde abril de este año, mes y medio después del inicio de
los efectos de la pandemia, ya se hablaba de una negociación con el FMI
para la...
miércoles, 15 de abril de 2009
Los periódicos y la elegancia
Una de las grandes ventajas que hemos descubierto con el maravilloso mundo del Internet es que tenemos acceso a una fuente casi infinita de información. Mayormente de información fresca, de noticias, de actualidades efímeras de esas que tanto llenan nuestra vida en sociedad. Ahora ya no hay que ir al quiosco a comprar la prensa diaria. La prensa entra por la rendija de la conexión a la Red de Redes -¡menuda cursilada!- de nuestro hogar o de la oficina.
¡Qué equivocados estamos!. De nuevo confundimos variedad, o mejor dicho cantidad, con calidad. Nos conformamos con los titulares digitales de tres o cuatro diarios cibernéticos –unos versión del físico y otros nacidos al calor de la “sociedad de la información”- en lugar de entretenernos con la lectura sosegada y extensa de un solo periódico. Porque parece que lo elegante es decir que se han leído cuatro o cinco medios en lugar de uno sólo pero bien leído.
Nada más lejos de la realidad. Si la lectura de un diario ya es un acto de manipulación consentida en un noventa por ciento de los casos, el repaso de los titulares digitales es la constatación de lo poco que le interesa al individuo contemporáneo detenerse a pensar en la veracidad de lo que lee.
Los periódicos digitales son el extremo de la manipulación mediática a la que estamos sometidos a diario y desde todos los medios. Uno abre la página en cuestión y sólo ve un compendio seleccionado de aquello que le quieren vender. Es como si del periódico impreso uno sólo leyese la portada. Sí, yo sé que se puede entra en el desglose de la noticia, pero sigue siendo incompleta.
Textos reducidos que no cansen al “espectador”, dado que la fatiga visual en la pantalla supera a la que provoca leer el medio impreso. Porque los visitantes de los medios digitales tienen más de espectadores que de verdaderos lectores. ¿Cuántos artículos completos leemos y cuántas veces simplemente pasamos de largo llevándonos en la retina el titular?. ¿Cuántas personas se habrán quedado en el primer párrafo de este artículo ante la perspectiva de tener que leer en la pantalla toda una columna?.
El periódico impreso es otra cosa. Empezando por el acto religioso de adquirirlo en el quiosco o recogerlo de la puerta de la casa, como hacía yo en mi Costa Rica querida, impregnándose de ese tumulto de sapiencia que es el olor a tinta sobre papel. Continuando por el repaso detallado de los titulares, no sólo los de la portada, y finalizando con la lectura reposada de nuestra columna favorita.
El periódico impreso llega a detalles mayores y está salpicado de muchas más imágenes de las que caben en una pantalla. Por no hablar de las viñetas, verdaderas obras de arte muchas de ellas. Deleite de unos, los lectores, y cabreo monumental de otros, los protagonistas.
Leer el periódico en la sala de espera, en el autobús, en el metro, en la cafetería, es mucho más elegante que ponerse a mirar la diminuta pantalla del cacharro electrónico de moda, intentando “informarse” de lo que otros quieren que sepamos o dejemos de saber. Sin pretensiones, sin idas y venidas digitales, pasando las páginas cadenciosamente y leyendo los entresijos de la actualidad. Esos avatares que mañana por la mañana serán pasado, pero quedan ahí, impresos, aunque ya sólo sirva para limpiar los cristales o para embalar la vajilla de loza(*).
(*) Desembalando el juego de café de la abuela me encuentro lo siguiente: 30 de diciembre de 2007. El Mundo, Tribuna: “Cómo afrontar la crisis económica mundial”.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
11 comentarios:
pakithor, quería hacer un inciso sobre tu artículo de carme chacón, cuando cumplimos 18 años fuimos unos cuantos los que quitamos o pusimos letras a nuestros nombres, no era casual en aquellos tiempos en las partidas de nacimiento, y en las iglesias,nuestros padres no pudieron poner los nombres que ellos quisieron, en mi caso cuando cumplí 18 amplié el nombre con una letra más ....
leo asiduamente tu blog y aunque tengamos opiniones diferentes admiro tu trabajo
Si, es un poco como escribir cartas de verdad, o que el quiosquero te pregunte si se te ha pasado el resfriado, tiene mucho mas encanto, ¿ y que me dices de los libros electrónicos?
En cuanto a la manipulación mediática me pone de los nervios, mas que nada porque conozco a alguien que ve las noticias en tres idiomas y luego se enfada muchísimo en fin........
Gracias y un saludo.
Hola Candy,
Gracias por leerme y dejar tu huella. Sobre lo de "Carma" habría que ver el caso concreto. Lo que tú comentas es muy cierto, pero no es menos verdad que muchos andaluces se han cambiado el nombre por el camino para ser más "catalanes", en la clase política abundan los ejemplos, pero también en la calle. Sin ir más lejos el malagueño Eduardo Martín Tobal se hizo llamar Eduard Martín i Tobal cuando se presentó a diputado por Gerona. O mi amigo Ignacio que ahora se llama Ignasi, aunque nació en un pueblo de Granada.
Lo bonito de todo esto el la libertad que existe para hacerlo. Lo triste es que se haga por gregarismo carpetovetónico, es decir, para sentirse más miembro de la tribu.
Muchas gracias otra vez por el halago.
Hola Eva,
Yo he intentado varias veces leer un libro electrónico. A día de hoy no he logrado terminar ninguno.
Quiero añadir además de la manipulación, la temática tan variopinta de los diarios digitales. Hoy mismo el primer titular de varios de ellos durante unas horas ha sido que la FIA ha dicho que los difusores de Brawn son legales. ¡A quién coño le interesará eso!. A mi desde luego bien poco, pero ahí lo tienes, de cabecera del sitio.
Gracias a ti y bienvenida de nuevo.
Totalmente de acuerdo con vd. Pakithor, ¿donde ha quedado el encanto y la elegancia en la prensa con estas aberraciones digitales? (por no hablar del formato de la prensa escrita: son mucho más incómodos pero mucho más elegantes los enormes periódicos tipo Daily Telegraph o Sunday Times, frente a estas miniaturas como ABC o el Times de diario).
Estimado Eduardo,
Yo me declaro partidario de los tamaños medios tipo El Mundo (España) o La Nación (Costa Rica), aunque no me incomoda el Financial Times o el Wall Street Journal.
Gracias por comentar.
Es una lastima que placeres como el hojear de principio a fin un periodico se esten perdiendo...
creo que finalmente desapareceran del todo o sera carisimo conseguir la edicion impresa... en fin, cosas de la modernidad...
Que bonito tu texto, Paco.
Lo bueno, supongo, es que aún podemos disfrutar del placer de la prensa en papel, y a la vez la comodidad e inmediatez de la digital.
En el ritual de la lectura de la prensa, añadiría, lo curioso que resulta las particularidades de cada lector. Casi todos tenemos manías y gustos al respecto; hay quien lo lee empezando por el final, hay quien empieza por deportes, algunos hasta por las esquelas...digno de estudio!
un abrazo,
Hola Alejandrina,
Mientras quedemos románticos la prensa escrita no morirá. Te lo aseguro. ¡Compremos prensa diaria!.
Bea,
Yo soy muy clásico. Empiezo por el principio y, como leo El Mundo, casi no me entero de los fallecidos.
Quiero añadir que yo escribí durante cinco años en el Ideal de Granada. Ahora sigo con La Nación de Costa Rica. El artículo del G20 anterior a este lo publicaron la semana pasada.
Gracias por vuestra vista.
pakitor, ese es otro tema, C.CH (coincidimos en EGB y estuvimos algunos años jugando en el mismo equipo de basket) y siempre ha sido bastante "catalanita", también es cierto que otros muchos se han "catalanizado" para ser aceptados, eso es lo tremendo, hemos de aceptar nuestro origenes de donde somos y de donde venimos,
que más dá que nos acepten los demás si no somos capaces de aceptarnos a nosotros mismos.
un abrazo
Mi estimada Candy,
Veo que hay puntos de encuentro. Además ya ves cómo, escarbando un poquito, vemos en donde reside la verdadera elegancia.
Muchas gracias.
Publicar un comentario