martes, 2 de febrero de 2010

Outlet, rebajas y elegancia


Las rebajas ya no son lo que eran. Ahora ya no hace falta esperar a los periodos legalmente establecidos para comprar a bajo precio o para renovar el maltrecho armario. Maltrecho por no contar con las últimas novedades que dicta el mundo del prêt-à-porter, porque la moda es otra cosa. No nos engañemos. Hoy, que nos movemos en este líquido amniótico de burguesía low cost, podemos afirmar que hay rebajas todo el año gracias a los outlets, factories y demás sucedáneos del precio bajo continuo.

Todos estos establecimientos, entre los que hemos de incluir un número creciente de cadenas de ropa rápida –cada día más rápida-, cumplen de forma impecable una tremenda labor social. Permiten que todos vistamos, por un módico precio, sin desentonar con lo que marcan los cánones de la temporada. La democratización de la moda que le llaman algunos, tan preocupados ellos por la democracia, sobre todo en China.

Además la existencia los outlets y sus parientes nos impiden caer en la más tremenda depresión que supone vivir sin comprar objetos básicamente superfluos. ¿Se imagina el lector la fractura social que provocaría que una parte importante de la población, acostumbrada a consumir desaforadamente, se viese obligada a reducir sus adquisiciones a lo absolutamente imprescindible?. Lo de las pensiones es una anécdota comparado con el efecto en la población de una vida sin compras compulsivas.

Ahora que los tiempos del modelito semanal de marca parecían haber pasado a la historia, hemos vuelto la mirada hacia esos guetos de los que hablábamos despectivamente -a no ser que estuviesen fuera del territorio nacional- hace tan sólo unos meses. Gracias a ellos no tenemos que renunciar al placer mundano de estrenar con la frecuencia acostumbrada.

Sin embargo parece que existe un riesgo de sobrepoblación de outlets. Entre los que existían, los que abren o se transforman y los que se reproducen en Internet, pronto el término outlet sea la norma y haya que señalar los no-outlet para diferenciarlos de las tiendas de descuento. No sé si será mi imaginación, pero últimamente sólo levantan la persiana este tipo de comercios.

Y es que esta crisis en la que estamos instalados empieza a ser preocupante. Mayormente para los que han visto tambalearse sus posibilidades de lucir modelito diariamente en el blog. Aunque hace meses que existen serias sospechas acerca de la excesiva utilización del “si no queda satisfecho le devolvemos su dinero” por parte de la población del estrit estail.

Por tanto, que la crisis no te estropee un buen outfit, ¡corre a los outlets!.