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En la pasada campaña electoral ya vimos cómo el PSOE tiraba de su infinita lista de “intelectuales de la izquierda” para lanzar un video apoyando la candidatura de Rodríguez Zapatero. Desde la nueva líder intelectual del “movimiento”, Pilar Bardem, a la cual casi premian poniéndole su nombre a una calle de Sevilla, hasta los comunistas de toda la vida como Pilar Cuesta y Víctor Manuel Sánchez, Ana Belén y Víctor Manuel para los no iniciados.
En esta ocasión, no sabemos si porque no los han llamado o porque muchos no se quieren señalar demasiado, no vaya a ser que en menos de un año cambien las tornas, la estrella rutilante de la campaña electoral no es otro que el mismísimo presidente de los EE UU, Barack Obama. El nuevo amigo de Rodríguez se ha convertido, por arte de magia audiovisual, en el máximo baluarte de un PSOE a la deriva.
Y es que ZP quiere ser como Obama. Su amigo del alma, con el que apenas ha compartido unos minutos en cuatro cumbres. Un amigo que no nos llama para las reuniones del G20, pero que habla muy bien de nuestro AVE y de lo maravilloso que es el jamón de Guijuelo y el lechazo. ¡Ah no!, ese es otro negro, es el de CSI que, como Obama, también hace campaña interna, pero para promocionar Castilla León.
Sonsoles Espinosa, la esposa de ZP, que no la primera dama, también quiere darse su pequeño baño de internacionalidad mediática. Por eso ha invitado a Carla Bruni a almorzar. Algo insólito en los viajes de los jefes de estado, aunque imaginamos que será una nueva costumbre de los actuales moradores de Moncloa y mañana la invitada será Lina Moreno, esposa del presidente colombiano Alvaro Uribe.
La verdad es que no creo que a la esposa de Uribe le vayamos a dar los españoles el mismo seguimiento que le hemos dado a los modelitos de la Bruni. Como tampoco veo a Sonsoles almorzando con la primera dama de Colombia. Porque las primeras damas de Latinoamérica a la esposa de ZP le importan un pimiento, como demostró en la Cumbre Iberoamericana de Salamanca. A Sonsoles le interesa hacerse la foto con la Bruni tanto como a su marido hacérsela con Obama. Lo demás son obligaciones del cargo, como dejó bien claro a los presentes en aquella cumbre.
Y así vamos forjando nuestra fama de país de pandereta. Nos engrandecemos como papanatas universales que hacen la ola a una señora y cuya intelectualidad pelea por verla de cerca en la cena oficial de La Zarzuela. Lo cual es bastante normal cuando el presidente del Gobierno da codazos por fotografiarse con Obama y su esposa con Carla Bruni. Hasta Curro Romero faltó a la "Noche del pescaito" en Sevilla para ver a la Bruni de cerca.