Valores, no derechos
-
En ocasiones se producen acontecimientos que ponen a prueba la solidez de
una sociedad. Estos meses, desde que iniciara la huelga de los sindicatos
del se...
martes, 20 de enero de 2009
La crisis y la elegancia
Imagino que ya muchos de los amables lectores esperaban que este título iba a ver la luz más pronto que tarde. La verdad es que es una reflexión casi necesaria en estos tiempos revueltos que vivimos. Aunque la denominada “crisis” es un estado de la mente colectiva, que para algunos, generalmente lectores de El País, simplemente no coincide con la realidad de la calle, se trata del tema obligado en toda conversación a lo largo de los últimos meses en España.
Hablar de la crisis no es ni elegante ni no-elegante, sino todo lo contrario. Algunos prefieren pasar el tema de puntillas, por aquello de la negación del mismo, mientras que otros son amantes de enfangarse en los datos más pesimistas, como si les diese alegría: cuanta más crisis mejor, parece ser la idea encubierta. Los extremos, como siempre, pueden parecernos faltos de toda elegancia, más aún porque de lo económico se pasa a lo político, algo inevitable dada la enorme presencia de lo público en el ámbito económico.
Pero más allá de la palabrería y de la charla de cafetín, sin la cual la vida no tendría sentido, parafraseando al gran Nietzsche. Creo haber observado ciertos cambios en el comportamiento de la mayoría de los que transitan por las calles de España conscientes de la que está cayendo y lo que todavía queda por diluviar. El personal se lo piensa bastante antes de dedicarse al despilfarro efímero y a lucir oropel con tal de impresionar al resto de los mortales.
Esto de la crisis parece estar teniendo sus efectos positivos. Dado que ahora, aunque sea con la excusa de los recortes presupuestarios propios de la época de vacas flacas, los consumidores están dejando un poco de lado esa vertiente entre el consumismo y el nuevoriquismo absurdo propio de los años dorados del ladrillo.
La gente empieza a hablar de “básicos” y de “fondo de armario”, en lo que a ropa se refiere, sin que ello signifique un avance directo hacia la elegancia; a sustituir el gran reserva por el crianza y el ribera por el rioja, el cual quedó desplazado en las cartas de los restaurantes “exclusivos” –exclusivamente para nuevos ricos, quiero decir-; y a cambiar las cigalas por langostinos cocidos medianos.
Todo esto no significa que al personal, a santo de tanta caída de los ingresos, le vaya a entrar un ataque de elegancia –si es que eso existe-. Tampoco es que la austeridad sea señal inequívoca de elegancia. Yo mismo reniego de la frugalidad por encima de todas las cosas y entiendo que la misma, salvo casos patológicos diagnosticados, que los hay, es una actitud de lo menos elegante. Lo que creo es que vamos a ver un poco menos acentuados algunos de los comportamientos denunciados desde este espacio.
Ahondando en esto, cabe la posibilidad de que los mega-adictos al fashionismo no puedan vencer su dependencia a lucir las últimas ocurrencias de las firmas que aparecen en las revistas y demás medios. De forma que se vean obligados, no ya a deambular por los montones de prendas de las tiendas de ropa rápida como hasta ahora, sino a comprar en los mercadillos o en el top manta de los complementos, si es que no lo hacían ya.
Y es que habrá que apretarse el zapato, aunque no sea Louboutin ni Jimmy Choo. Habrá que hacer de tripas corazón y buscar en Cortefiel los cortes de Hackett, otro que ha disfrutado de los parabienes del ladrillazo. Por estos lares tendrán que aprovechar más el bolso Coach y el Tous de rigor y conformarse con estrenar algún Kenneth Cole de saldo. Una tragedia.
Claro que hay minorías que están por encima de todo eso. Como la señora que, con unos calzoncillos rojos en la mano en vísperas de Nochevieja, le comentaba a una amiga en una tienda que en unos meses “todo va a estar mucho peor”. Así, resignada, afirmaba que “nos tendremos que preparar para escuchar a la gente llorando”. Señal inequívoca de que la sopa boba del salario público o cuasi-público, ilumina su cuenta corriente y lo hará aunque todos los que le pagan el sueldo a ella estén pasándolas canutas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
14 comentarios:
Pako, por lo que he leído y escuchado (de un cliente español), la crisis está golpeando mucho más fuerte en España que aquí en "Tiquicia", pero en realidad no es mucho lo que se de lo que pasa en la Madre Patria. Sin embargo, me pusiste una sonrisa en la cara al elevar a Cantinflas a la categoría de elegante cuando afirmaste que "Hablar de la crisis no es ni elegante ni no-elegante, sino todo lo contrario."
Hola
Creo que el problema de España tal vez sea una crisis de «realismo». Ahora que la burbuja inmobiliaria no sirve para «drogar» a las mentes adictas al consumismo, habrá que pasar por una desintoxicación forzada y colocarnos donde deberíamos haber estado según nuestra verdadera capacidad. Y a partir de ahí comenzar a ir hacía alguna parte.
Cuando logremos averiguar hacia donde.
Saludos
me he reido mucho, porque es verdad, parece que el tema del tiempo ha pasado a ser el tema de la crisis; cuando no sabes que hablar ocn la gente, a hablar de la crisis.
Y si, la cosa se está poniendo mu feilla.
Eli,
Para que te hagas una leve idea, España está en recesión por primera vez en más de veinte años, el desempleo alcanza a más de 3 millones de personas y el Estado ha pasado de tener un superávit del 1,5% del PIB a sostener un déficit del 3% en sólo un año. S&P ha rebajado la calificación de la deuda española de AAA a AA+, algo que nunca ha sucedido en Europa. Lo de Cantinflas la verdad es que no lo sabía.
Lino,
Parece que coincidimos. Lo que no tengo nada claro es el "dónde".
Sol,
Me quedo con lo del "cocooning", que es de lo más fino que he escuchado últimamente.
Raquel,
"Feilla" es poco, desafortunadamente.
Gracias por los comentarios.
Hola Pakithor,después de todo este tiempo de parón bloggero, llego y me encuentro con quien... con la crisis!!! Parece que me persigue (al igual que a media España). Últimamente parece que es el único tema de conversación, aunque es de lo más normal viendo cómo se están poniendo las cosas.
Besos.
Pd: Veo que tu estilográfica sigue tan audaz como siempre. Enhorabuena!!!
Pues sí, Jordana, yo creo que es la palabra que más empleo últimamente en mis conversaciones.
Me alegro de verte de nuevo por aquí, espero que retomes tu blog.
Pues yo tampoco se a donde vamos a ir a parar. A mi me gustaría que fuéramos a un sitio en donde se pudiera elegir de verdad a los políticos, y que estos actuaran por baremos todo lo «racionales» posibles, es decir, algo tan sencillo como lo que hace cualquier persona: fijar unos objetivos, establecer estrategias y técnicas, y comprobar el resultado. Es decir, lo que suelen hacer para mantenerse en el poder, pero sin que pudieran engañar a la gente por que o bien otro poder, otro miembro de la clase política, o los propios ciudadanos, se lo impidieran.
De esta forma sabríamos que nuestro trabajo, nuestro esfuerzo y nuestro dinero, nos lleva por lo menos, a algún sitio en donde los problemas que teníamos pueden solucionarse.
Soñar es libre.
Saludos
Buf, que tema!! Y yo que pasaba por aqui, porque me ha llegado la cadena del infit............
Lino,
A mi lo que me gustaría es que las administraciones públicas tuviesen menos dinero disponible para gastar en tonterías, por ejemplo. Además que estuviesen controladas como lo están en el Reino Unido y que tuviesen auditorías en las que se valorase la economía, eficiencia y eficacia del gasto público.
Sisters,
Lamento que la temática de la entrada no te guste, a mi la verdad tampoco me apasiona, pero he querido darle un punto de vista diferente. Gracias pro seguir la cadena del infit, me ha encantado tu... "thermomix", la gran compañera del ama de casa contemporánea.
Gracias por comentar.
Se impone un viaje a Londres, más aún con la libra por los suelos. ¿No te parece, Sol?.
En el trabajo la crisis se comenta a cada minuto, esta vez es real. También era real hace un año, pero cuando hablabas de crisis nadie te creía. Ya vaticinabamos que las hipotecas para consumo eran anuncio de crisis.
Lo curioso es que en las revistas del corazón parece que nos quieren demostrar austeridad destacando como nuestra princesa repite traje en las mismas ocasiones. A mi me parece lógico repetir varias veces la misma indumentaria, pero hacerlo en la misma fiesta, en el mismo escenario, no me parece muy elegante, aunque supongo que estaré equivocada.
Un abrazo
María Jesús
Hola María Jesús,
En realidad a mi me importa bastante poco lo que se ponga o deje de poner Letizia Ortiz, menos aún el obligado seguimiento que le hacen las revistas del corazón. La Casa Real ha aumentado este año su presupuesto y ya roza los 10 millones de euros. ¿Austeridad?. Gracias por tus líneas, en el fondo coincidimos.
Sol,
Creo que esa es la verdadera crisis, la absoluta crisis de valores que vive la sociedad española. Espiar al enemigo político, dilapidar el presupuesto público, ocultar la realidad económica del país, etc., todo ello sin que te "pillen", como bien dices, son síntomas de lo que se aplaude en este país nuestro.
La crisis, la de verdad de la buena, es la crisis de elegancia. A lo mejor este es el artículo que tengo que escribir. Gracias por la inspiración.
Paco, no creo que tengas pendiente ese articulo sobre "la crisis de la elegancia" porque en realidad todas tus entradas vinen a ratificarse en esto. Por eso tu blog es imprescindible.
Y me temo, que de esta crisis moral y profunda, España dificilmente despertará.
Sueno pesimista? Yo, personalmente no lo soy, pero la realidad se impone.
Un abrazo,
Estimada Bea,
¿Dónde termina el pesimismo y empieza el realismo?.
Creo que a lo mejor vale la pena recapitular y ver si esa pérdida de elegancia no es más grave que la caída de la economía.
Gracias por estar ahí.
Publicar un comentario