martes, 17 de enero de 2012

A vueltas con los nombres


Años atrás, con ocasión de los nacimientos de los hijos de algunas personas cercanas, tuve ocasión de desgranar la importancia de los nombres escogidos para los vástagos de cada uno. En aquella ocasión mis referencias eran muy evidentes. Las Jennifer o los Kevin, así como la nueva hornada de Isabellas que surgía de este lado de la Mar Océana, eran y continúan siendo una práctica señalada como poco elegante en cualquier foro que se precie.

Aquellas líneas me consta que fueron -y continúan siendo- muy visitadas por algunos padres, que veían en la Red una forma lícita de búsqueda del nombre de sus descendientes. Espero que sirvieran de algo al igual que éstas que el amable lector se digna a continuar recorriendo con su mirada.

Ahora en España la nomenclatura de la progenie se ha vuelto un poco más sofisticada. Huyendo de los nombres tradicionales se empieza a optar por variantes un poco más creativas, o bien se echa mano del Cantar del Mío Cid para ponerse en el otro extremo. Lo cual no deja de ser un acto de creatividad en mi humilde opinión.

Así, entre la golpeada clase media con pretensiones que pulula por la piel de toro, hace tiempo que empiezan a adoptarse como comunes nombres que no dejan de ser foráneos y versiones de los tradicionales. Martina seguramente es un nombre muy común en Argentina o Chile, pero no es propio de los nacidos en España. Lo mismo ocurre con Daniela o Andrea, por poner dos ejemplos que comienzan a poblar la fauna urbana patria. Como lo hacen los periquitos americanos, que campan por sus respetos en los parques públicos a los que acuden las criaturas que, ufanas, portan el nombre de alguna modelo, cantante o actriz.

Entre los varones hace furor Hugo. Nombre que tampoco es usual en la Madre Patria, pero que tan de moda han puesto entre cantantes y actores de series. Una variante de este caso son los que bautizan –por lo civil o por la Iglesia, tema sobre el que reflexionar otro día- Iker, Jordi o Pau a su retoño de nacimiento y profundas raíces extremeñas.


Particularmente me chocó saber que el más respetado de los toreros de nuestro país, Enrique Ponce, acaba de recetar a su neonata como nombre de pila Bianca. Lo cual sin duda debe ser una ocurrencia de su amada esposa, tan prototipo maleni ella. A todos los efectos es como llamarle Mía a la criatura, elección con mucho predicamento en estos tiempos que corren, al igual que Fiorella. Nombres que suenan genial cuando van acompañados de un apellido foráneo, pero que chirrían acompañados de los apellidos españoles.

Otra tendencia es el recorte y adaptación. Aparecen así los Leos, Teos y de mas eos, todos muy propios de vástagos de actores y actrices en busca de dar continuidad la saga familiar de histriones por la vía del nombre más o menos ocurrente. Véanse los Libertos, Albas, Lunas y demás elevaciones a la categoría de nombre de pila de sustantivos corrientes. A estos hemos de sumar los hipocorísticos que toman carta de naturaleza como nombres de pila, es decir, Lola en lugar de Dolores o Lolo en lugar de Manuel. Otra nota creativa con gran aceptación en el mundo de la farándula y sus más acérrimos seguidores.

No piense el lector que lo que yo propugno es el santoral como única guía válida a la hora de nominar a nuestros hijos. Fíjense en esta nueva pléyade de infantes con nombres procedentes de lo más profundo de nuestras raíces cristianas, emparentando casi con los reyes godos. No es de extrañar recorrer las calles del barrio de Salamanca y escuchar como los afanados progenitores gritan a sus Covandongas, sus Iñigos y sus Pelayos. Sinceramente, y a riesgo de ser juzgado de poco aristocrático, tampoco lo veo.

9 comentarios:

Gratistotal dijo...

El nombre marca para toda la vida, así que no se debe escoger una modernidad...o llenaremos los asilos de padres

Miss GG dijo...

Muy de acuerdo. Yo anadiria que otra cosa a evitar son los nombres con implicaciones politicas, yo me llamo Libertad de segundo nombre y naci en el 75. Es muy bonito, y ahora me encanta, pero en el colegio y en la tontolescencia no me gustaba tanto.

lola dijo...

Las modas y las condiciones políticas marcan mucho, mira en la revolución francesa cómo algunos padres le pusieron nombres de acuerdo al momento histórico: Guillotinador fue uno de ellos, como dirían en mi tierra natal:¡solavaya!

Kutusov dijo...

Gran post para un tema muy peligroso. Yo también soy dela opinión que en los nombres de nuestros hijos no hay que ser muy innovador. Y cuidado con las combinaciones "graciosas" de nombre y apellido del estilo Martín Martínez Martín y similares.

Maribel dijo...

Es verdad lo que comentas, pero casi creo que era peor antes en España. Ponían directamente el santo del día o el que le apetecía al padrino sin consideración alguna a la belleza del nombre en cuestión. Yo me he encontrado trabajando en archivos algo antiguos nombres como Macedonio, Celedonio, Fortunato, Onofre etc. y peores que ahora no recuerdo.
La moda de los nombres medievales no me parece tan mal dependiendo del nombre. Covadonga por ej.. no me gusta, pero siempre me ha sorprendido que no haya más niñas a las que llamen Melibea (la de la voz dulce)como el personaje de “La Celestina”, me parece muy bonito. Y Martina o Paula chocan menos que Jennifer o Samantha. Pero creo que al final lo que cuenta es la personalidad de quien lo lleva.

Gabriela dijo...

Totalmente de acuerdo. Hay que ser conservador a la hora de escoger el nombre de nuestros descendientes. Vivo en Suramerica y mi hija se llama Natalia, para muchos un nombre horrible pero no peor que el mio. Bueno, ya estoy acostumbrada a ser minoria.

Beatriz dijo...

Efectivamente Paco, ahora a través de los nombres de los vástagos pretendemos decir muchas cosas de nosotros, de nuestros gustos, nuestras aspiraciOnes, nuestras tendencias políticas o religiosas... O de nuestras pretensiones.
Lo que trasmite, a menudo, produce cierto sonrojo desde fuera.

No os soporto dijo...

¡Cómo me ha gustado, para lo diplomático que has sido!
Muy señalable el hecho de la patada auditiva que da escuchar un "Michael López", por decir algo.
Yo siendo vasca, alucino con la cantidad de andaluces y demás, que están poniendo nombres vascos a sus hijos, Iker, Iñaki/Iñigo (ambos significan Ignacio), Nerea, Arantza, Edurne, Andrea (aquí quería reseñarte que este nombre es vasco y sí se oye mucho, significa "mujer")Josune,Ion,Mikel, Amaia, etc... y reitero...patada auditiva al escuchar los apellidos, sin comentar que en algunos casos no sé ni si saben qué significan sus nombres, o incluso..decirlos correctamente.
Pero no me voy a quedar en esto, sino en la tonteria que ahora les ha entrado aquí de querer euskerizar tanto,tanto, que llegan a ser ridículos a la hora de nominar a sus hijos, es decir, hay nombres en castellano, que son en castellano y punto! que no tienen traducción al euskera, y me jode bastante que de repente "le he llamado a mi niño Danel...Daniel en euskera" pues no! inventacosas! Daniel es Daniel y punto, lo mismo que Markel, o Ane o mil chorradas más, que se pasan ya con el arraigue euskaldún..para total, mucho nombre inventado euskeriko...y apellidarse Moreno Calleja, vamos, queda de cojones!
y bueno, aquí dejo mi chapetada. Saludos a todos.

miscelaneaculinaria dijo...

estimado amigo.
Creo que se ha dejado en el tintero todos los nombres relacionados con continentes, Africa, America. etc, etc.
Aprovecho este comentario para felicitarle por su blog, me parece impagable en una sociedad tan mediocre.
Saludos cordiales.
sergio