Francés y a la moda |
El ser humano es en esencia innovador. De ahí que la moda
tenga tanto predicamento entre nuestra especie. Me cuentan por estos mundos
virtuales que ahora lo que se lleva en la Europa menos golpeada por la crisis
(Alemania, Dinamarca, Francia… ¿Cataluña?) son las camisas de colores oscuros.
Que los fornidos noruegos lucen mucho con una camisa en tonos grises azulados,
imagino que si es con un toque de brillo mejor todavía.
¿Quién no desearía vestir una camisa en tonos iphone
o, aún más moderna, tonos galaxy note,
de esas que nos propone Hugo Boss?. Pues un
servidor de ustedes no sólo no la vestiría jamás, sino que le parece que es el
más flaco favor que se le puede hacer al buen vestir de un caballero.
¿Cuándo los alemanes, los daneses, los franceses -o sus
imitadores los catalanes- han sido el modelo a seguir en lo que a la vestimenta
masculina se refiere?. Nunca. Jamás. Los nórdicos en general sólo usan camisa
blanca, a ser posible de manga corta y con bolsillo para colocarse un par de
lápices –estilismo ingenieril-. En su vida han combinado una camisa de rayas y
han tenido que inventarse otros colores lisos de camisa para distinguir entre
ir a la oficina e ir a tomarse unas copas.
A los alemanes los vemos en las costas españolas luciendo
sus impecables chanclas con el calcetín oportuno. Cuando no, salen a la calle
con esos zapatos de color indefinido y el mismo calcetín de las chanclas. Sí,
Hugo Boss era alemán. Lo suyo eran los uniformes y de no ser por la derrota de Hitler,
ahora todos vestiríamos sus prendas. Probablemente sin tener que pagar
doscientos euros por una camisa que parece la carcasa de un teléfono móvil. ¿Los vamos a tomar como ejemplo a la hora de elegir camisa?.
De los franceses qué podemos decir que no se sepa. Tristones
vistiendo, homogeneizaron la camisa gris perla como símbolo de modernidad en la
vestimenta masculina. ¡Debe ser muy duro vivir entre Inglaterra, Italia y
España, cunas de la elegancia masculina!. Lo de los franceses siempre ha sido diseñar ropa de mujer y apenas les ha quedado inspiración para las
corbatas. Hermès ya no es lo que era y se ha echado al monte de la modernidad y
la innovación mal entendida.
Las camisas de colores oscuros fue una moda pasajera que
algunos, los de arriba y sus imitadores, se empeñan en prolongar más allá de lo
admisible. Más aún con el apoyo de la industria estadounidense que también
vende lo suyo a base de camisas metalizadas. Aunque aquí la culpa puede ser de
Sam Rothstein (Robert de Niro) y su colección de camisas un tanto peculiares en
la película Casino.
El colmo quizá –y eso lo vivimos en España en primerísima
persona- sean las camisas negras. A siempre me han parecido camisas propias de
bailaores de flamenco y propietarios de casas de lenocinio; y los restaurantes lo consideran el uniforme oficial. Sin embargo, ahora
hacen furor entre determinados profesionales que las han adoptado como símbolo de
modernidad. Igual algunos señores que viven lo que los cursiles llamamos la midlife-crisis
las lucen orgullosos en bares y discotecas. Preferiblemente en materiales suaves, como la seda.
A un servidor lo tienen que perdonar. Sobre todo porque lo
de la innovación no termina de asimilarlo con la vestimenta. Sí, yo soy un gran
aficionado a adquirir los últimos artilugios electrónicos. De ahí, a portar una
camisa negra y/o gris con destellos metálicos, transcurre una amplia línea –esta
vez no es nada delgada- que me niego a traspasar.