martes, 17 de julio de 2007

La tecnologia y la elegancia



Andaba yo leyendo a un filósofo francés –aunque pueda parecer una contradicción en sí misma: francés y filósofo- cuando se me reveló la siguiente frase: “La tecnología nace para liberar al hombre de las limitaciones impuestas por la naturaleza”. Si uno piensa que la tecnología nació en el paleolítico verá que esa frase cobra toda su vigencia. El hombre, como ser más desvalido desde el punto de vista físico de la Creación, tiene que emplear su intelecto para vencer esas carencias y así aparecen los avances tecnológicos. Pero hace demasiado tiempo que ya el hombre superó casi todos los obstáculos que, por su débil naturaleza, le ponía el entorno natural. Así, hoy la tecnología está más orientada a hacernos la vida más cómoda, cuando no a generarnos nuevas servidumbres. Con lo cual el ciclo se invierte, lo que era una liberación ahora puede ser una esclavitud.

La vida sin tecnología de última generación ya no es vida para el común de los mortales. Máxime cuando se nos bombardea desde todos lados transmitiendo la idea de lo necesario que es tener el último invento diseñado para el consumo en masa. Incluso hay personas que hacen de la tecnología su modo de vida. No porque sean diseñadores de teléfonos celulares o de reproductores de música digital, no sino porque se dedican a comprar todos los artilugios que salen al mercado para demostrar a sus semejantes su papel en la vida.

Seguramente muchos han podido compartir vuelo con un individuo que no deja de sacar aparatejos electrónicos de su maleta. Empiezan con el teléfono de última generación con el que leen el correo electrónico o las noticias –porque han dejado de recibir el periódico en casa, si es que alguna vez en su vida han tocado un periódico salvo en la consulta del médico- hasta que la azafata le pide que lo desconecte. Luego sacan el reproductor de video portátil, pero nunca ven una película entera, suelen ir al cine y después se compran la misma película y la pasan al formato de su reproductor o la descargan por Internet. Entonces echan mano de la consola de videojuegos personal, pero se aburren muy rápido y cambian de juego tres o cuatro veces. Si el viaje es largo lo pasan pegados al ordenador portátil. Indefectiblemente, en cuanto el avión llega a su destino, son los primeros en conectar el móvil y llamar, habitualmente con un tono de voz muy alto. ¿Les resulta familiar?.

Pero este mundo tecnológico además nos pone a nuestra disposición una amplia gama de complementos pretendidamente elegantes, pero que realmente son todo lo contrario. ¿Cuántas personas van caminando por su oficina o por la calle y llevan colgado de la oreja un aparatito brillante?. No, no son sordos. No, no es un implante. Y no, no van hablando solos. Es el auricular inalámbrico del teléfono celular. Pero en ocasiones estos artefactos se emplean en circunstancias absolutamente surrealistas. Sin ir más lejos unas semanas atrás pude ver a un señor jugando al golf con uno de esos puesto, imagino que el tipo creía que iba de lo más “conectado” pero realmente la imagen era patética.

Los teléfonos móviles quizá sean el mayor exponente de este fenómeno por el cual las personas nos sentimos más elegantes si llevamos el aparato de comunicación más moderno y sofisticado. No son uno ni dos los que piensan que tener un celular recién salido al mercado les hace parecer más elegantes. Esto provoca que haya infelices que gastan la mitad de su sueldo en engendros que no utilizan más que para lucir frente a sus amistades.

Otro fenómeno de la tecnología es que modifica la forma de comunicarnos. No sólo porque hay gente por ahí diciendo una hilera de palabras que la mayoría de la población desconocemos, como por ejemplo: “el otro día cambié el hosting de mi site por uno que me da treinta gigas de bandwidth y me permite hacer pruning”. Sino porque se crean nuevos estilos de escritura, como los mensajes de texto y la mensajería instantánea. Estos han generado métodos abreviados de escritura que algunos piensan que son válidos para todo, incluso piensan que así son más “cool”. Esto nos lleva a recibir correos electrónicos profesionales con frases como: “T dije q la cía no puede hacerlo pq x el momento no está en el ppto”, y se quedan tan a gusto.

Al principio decía que probablemente en la prehistoria la tecnología liberó al ser humano de las limitaciones que la naturaleza imponía, pero hoy creo que cada día somos más esclavos de ella.

4 comentarios:

Chepe Centro dijo...

Bueno, yo he de admitir que tengo algo, o tal vez bastante de geek, sin embargo uno que se desenvuelve en estos ambientes conoce verdaderos frikis que están vendiendo en $200 la cámara digital de 7.2 megapixeles que compraron hace 3 meses en $350, para comprar la nueva cámara de 8 megapixeles que hace exactamente lo mismo que la anterior pero cuesta $400.

Si, con solo escribir eso ya demostré que soy parcialmente uno de estos bichos raros.

Pero a todo mundo le conviene conocer a uno que otro geek que le pueda salvar la vida el día que su computador se descomponga o necesite un consejo tecnológico.
También somos los consultores de todos los amigos para dar asesoría en la compra de celulares, computadoras, cámaras digitales, equipos de audio y video, MP3 players y mil artefactos más.

Si bien el abuso atenta contra la elegancia en muchos casos [ver foto] una cosa no siempre atenta contra la otra.

Unknown dijo...

El problema no es, si nos hemos vuelto esclavos de la tecnologia porque es muy dificil dejar de prescindir de ella, especialmente hoy en día. Este tema de la tecnología y la elegancia están de cierta manera muy asociados. Ya que parte del buen gusto al vestir incluye todos los artefactos que lleves contigo por ejemplo un télefono célular del año, o por lo menos eso es lo que no hace entender la publicidad y sus estrategias de marketing = Consumismo.
Hay gente que se tortura pensando que tiene que tener el Celular/Movil del día con el mejor diseño para no quedarse atrás y pertener a un grupo social.
Lo bueno de esto es que alli notas quienes son los verdaderos Frikis (tontos) que en el fondo nunca han sido elegantes.
Porque una cosa es andar un celular del dia y tener una computadora portatil del año (si puedes costeartelo), que no tiene nada de malo. Y otra cosa es andar demostrando lo que tienes ya que para muchos la única manera de pertenecer a un grupo social es a través de la apariencia, es decir, llenar las insatisfacciones humanas a través de las cosas.
Algo que yo nunca he entendido es el uso del auricular inalámbrico? Son gastos innecesarios.Hasta da pena ver a la gente hablando sola en la calle.
Yo por lo menos seguire usando mi celular siemens hasta que no sirva y no me compraré otra computadora hasta que esta que estoy usando y que tengo desde hace tres años deje de funcionar o deje de darme el rendimiento que yo necesite/quiera.
La elegancia no depende de los que lleves puesto! Sino más bien en este caso, de cuán fuerte tienes tu personalidad para enfrentar el consumismo.


Diana M

lola dijo...

Hola, he encontrado entretenido tu post, a diferencia del anterior, y bueno ¿qué te digo? soy bastante obsoleta en cuanto a tecnología, tengo un ordenador de hace casi tres años, el monitor anterior lo tuve por lo menos 8 años, y cosas por el estilo.El único capricho que me he permitido ha sido una cámara porque la necesitaba para poder mostrar mis trabajos. De todos modos, creo que es bueno que las ciencias adelanten como decía Don Hilarión, pero también se van perdiendo muchas cosas, cuando yo era niña, las muñecas no hacían nada, a lo más decían mamá, y ahora parecen pequeños robots, que encima cuando se rompe ya no la quieren porque ya no hace nada, creo que debería de haber un término medio, lo malo es que mucha gente empeñada en subir al carro de la modernidad tecnológica, posiblemente guiados por un buen marketing, hace que los que no seamos tan "modernos" en cuanto a aparatos se refiere, estemos cada vez más acorralados.
Y le doy la razón a Fallitas, siempre es bueno tener cerca un geek para que te resuelva los problemillas que a veces dan los bichos estos. Un saludo afectuoso

Dean CóRnito dijo...

Tal vez deberías escribir un manual de etiqueta del uso del teléfono móvil. Como no sos muy asiduo a las salas de cine, quizás no hayas notado a los principales perpetradores:

1) el que no apaga el celular, a media película le suena, y contesta tratando de bajar la voz, "ahora no puedo hablar", pero sigue hablando igual.

2) el que puso su artefacto en modo silencioso pero igual contesta a media película, y lo hace a gritos, anunciándole a su interlocutor que se encuentra en el cine.

Y en otros ambientes:

3) el que contesta el teléfono a media misa y a todo galillo anuncia: no ves que estoy en el funeral de Panchito! (... silencio ...) Sí, hombre, qué tirada, y la pobre viuda ahí está toda desencajada...

etc., etc., etc.