sábado, 12 de mayo de 2007

El hombre, la elegancia y la metrosexualidad


En mi anterior artículo, en el cual se levantó cierta polvareda por la comparación entre ambos sexos, afirmaba lo siguiente:”… el hombre es más rudo y, aparentemente, descuida generalmente su imagen…”. Nótese la presencia del adverbio “aparentemente”. El hombre arrastra la fama de descuidado, pero el desaliño masculino, en estos tiempos que corren, resulta en la mayoría de las ocasiones ser fruto de la propia elección. El hombre no es ajeno al continuo bombardeo mediático de la cultura de la imagen, ni mucho menos. Principalmente en el caso de las más jóvenes generaciones de varones adultos, los cuales tienen el esmero de seleccionar qué imagen quieren proyectar y obran en consecuencia.

Así, la imagen aparentemente –insisto- descuidada, no es más que una pose bajo la cual subyace todo una intención de parecer desaliñado. Pero esa no es más que una de las múltiples formas o figuras de las que se nutren los hombres a la hora de querer proyectar una imagen. Los hombres, por tanto, también cuidan su apariencia, lo cual no viene a traducirse en una mayor elegancia, en general, del género.

Históricamente el hombre ha tenido su inclinación hacia el cuidado de su imagen. Desde tiempos inmemoriales así ha sido, desde el Imperio Egipcio hasta el dandismo dieciochesco. Por tanto ese mito de que el hombre es descuidado es algo más reciente, seguramente nacido en la era industrial, con el surgimiento de las clases medias.

En contraposición con el inexistente mito comentado, nace un nuevo “movimiento” tendente a corregir esa situación. Se trata de lo que se denomina “metrosexualidad”, definida algo así como la tendencia de los hombres por el cuidado de su aspecto sin incurrir en el afeminamiento. Nuevamente entramos en el terreno de lo políticamente incorrecto, pero está claro que este blog no lo es y además el propio término es el que introduce la idea de “sexualidad”.

En el fondo este término no es más que un truco comercial más. Pero peligroso. Porque lo que quiere establecer es que existe un nuevo modelo de elegancia masculina, la de los hombres que rinden culto a su cuerpo. Y es que la metrosexualidad no pasa de ahí. No va más allá de la apología del recipiente y de la búsqueda de los últimos inventos de la moda que más muestra ese culto al cuerpo. La elegancia no tiene absolutamente nada que ver con la metrosexualidad y no hay más que ver a sus iconos. La gran masa de la metrosexualidad mediática la forman futbolistas y actores de medio pelo.

Este “invento” posmoderno es una moda pasajera que atormenta los tiernos cerebros de muchos veinteañeros –y treintañeros, qué vergüenza-, pero engorda las arcas de las compañías de cosméticos, los gimnasios y las revistas del género, de cuyo nombre no quiero acordarme. No es sino otro negocio nacido de la puesta en marcha de nuevas líneas de productos exclusivamente para personas que necesitan llenar su vida con la ilusión de parecerse a un tipo que aparece casi a diario en televisión.

El hombre elegante siempre ha cuidado su imagen, por supuesto, pero no ha centrado su vida en tener una imagen determinada y mucho menos en imitar a un ídolo de masas. El cuidado de la imagen puede ser síntoma de una mayor o menor coquetería, de una forma de establecer una determinada individualidad por medio de la vestimenta, nunca el punto de referencia de la elegancia, sino un valor añadido de una actitud hacia la vida.

7 comentarios:

Antillana del Mar dijo...

pues si!! ...... la metrosexualidad no es más que el nuevo producto que está a la venta!! ...... nada tiene que ver con la elegancia!! ....... es la tendencia ..... la moda ....... y como toda moda, pasa de moda!! ..... saludos antillanos Paki y gracias por tan buen blog!!! ......

Pakithor dijo...

Gracias, Antillana. Pero... ¿Qué opinan realmente las mujeres de la metrosexualidad?.

Saludos.

Antillana del Mar dijo...

mejor dicho ...... de los metrosexuales ....... jejeje ..... aquí va!!!

Acá en la oficina realizamos una especie de encuesta sobre el fenómeno de la metrosexualidad, según nuetras experiencias y guiándonos por nuestros gustos y preferencias personales llegamos a la conclusión de que, en realidad, resulta muy agradable la compañía de un hombre que cuida y se preocupa por su aspecto, pero entonces caimos en el tema de los extremos, y ahí está el problema, si esto pasa de preoupación a ocupación entonces lejos de agradarnos lo que nos provoca es incomodidad. Ésto es entendible, a fin de cuentas ya conocemos la historia machista de latinoamérica, y la poca capacidad iconocalasta que existe debido a los falsos moralismos y defasados principios sociales, ésto provoca que el hombre metrosexual sea visto como un superficial y en el peor de los casos como un ¨flojo¨. Yo defiendo que cada cual sea como le plazca, lo importante es sentirse bien con uno mismo, eso es una ventaja en la vida, pero la verdad es que ay!!, se nos derrumba la imagen del sexy y rudo desaliñado por el engominado y uñas pintadas que se desvive en frivolidades.

Anónimo dijo...

Pues como todo lo que tiene que ver con la moda y lastendencias....me parece una soberana gili........llez. Una manera como cualquier otra de manipular a la gente, en este caso, etiquetandola como si fueran botes de tomate frito y así darles una confianza y entidad que por si mismos no tiene, amén de un sacacuartos.

Jamás he ido a la moda, por lo que puedo asegurar que jamás pasaré de moda.

Saludos.

Una guineana estupefacta.

Mayu

Anónimo dijo...

Nuevamente te digo que envidio tu manera de redactar.
El último artículo está muy bueno, manteniendo el mismo nivel de interés y calidad de redacción.
Me pareció super interesante cuando hablaste sobre la metrosexualidad. Es algo que se puede ver hoy día en absolutamente todos los lugares.
Aquí en Argentina los hombres se desarreglan para arreglarse. Cada vez más los hombres se van "pareciendo" a las mujeres con su interés por su aspecto, y cómo son vistos y aceptados por la sociedad. La sociedad en que vivimos nos mide y nos cataloga por las marcas de ropa que usamos y por nuestra manera de vernos. Poco a poco nos vamos volviendo más materialistas. Lástima... Pero la verdad es que no estamos haciendo nada para detenerlo, sino que más bien pasamos a formar parte de esa ola, que poco a poco va agregando a más personas a su lista.

Espero que sigás escribiendo, porque la verdad es que me encanta todo lo que has escrito hasta el momento.

ev dijo...

Muy de acuerdo con tu artículo Paco. La metro sexualidad es un truco publicitario más. Una trampa, que no solo es culto al cuerpo según he leído sino que va a la idea de combinar éxito con otras formas de consumismo abarcando todo lo referente a la imagen que se pueda proyectar. Va desde el ser individual, hasta lo que le rodea, instrumentos de alta tecnología, automóvil, como decora su casa con quien comparte sus rutinas y demás. Yo personalmente no conozco un metro sexual, pero sería interesante ver cómo combina el llenar todas sus necesidades para cumplir con el estereotipo y su verdadera vida interior. Si logra que la segunda sea más rica e importante, a lo mejor esto en segundo plano, no sea realmente más que una forma más de vivir, ya que como dice el dicho sobre gustos no hay nada escrito. Ya lo había dicho antes, lo importante no es el materialismo, es tenerlo jerárquicamente bien ubicado dentro de las prioridades. Si es así seguramente sea solo una forma de estar saludable, bien presentado, y con la comodidad que el producto de su trabajo le permite. Ahora que hay sutilezas en el trato de la imagen que bien pueden quedar dramáticamente vacías en si mismas, y en el ser que las practica sin saber si esto es algo que le hará realmente sentirse y verse mejor o mejor aún ser una mejor persona.

Stefany Loren dijo...

No soporto a un metrosexual.
Siento que estoy hablando con una mujer.
Me gusta mucho que un hombre se preocupe por su presentación personal. Que se vea bien. Pero no me gusta que llegue a extremos de volverse cremitas como nosotras las mujeres.
Me incomodan mucho los metrosexuales.