No sé si el motivo es la influencia de la vida en 140
caracteres, o bien es que el exceso de información nos está llevando a resumir
nuestra vida en un lema. La cuestión es que a los seres humanos nos ha dado por
poner frasecitas más o menos rimbombantes en estos nuevos muros virtuales que
hemos construido. Estas líneas de tiempo que llenan nuestro días en busca de un
no sé qué en código html.
Todos las habrán visto y seguramente compartido o repetido.
“Amar a los animales es un don que sólo los humanos de buen corazón poseen. No
dejes de ser humano”. Y citas tan profundas y enjundiosas como esa. Frases que
lo expresan todo y nos pretenden marcar la conducta con valores universales y
políticamente correctos. Un oasis en esta “crisis de valores”. ¡Ay, la crisis
de valores!.
En otras ocasiones son palabras sueltas, generalmente en
inglés, porque así tienen más efecto, son más rotundas. Al fin y al cabo a mi
todas me suenan a un mal plagio de la película de Woody Allen: Comer, follar, rezar o algo así. En inglés
Eat, fuck, pray. Mucho menos vulgar. Suelen estar escritas en arena de la playa o compuestas por combinaciones de colores y texturas.
Frases, palabras sueltas, pensamientos aislados que nos
animan a pulsar “Me gusta”, “Favorito” o “Retweet”. Pequeños purgantes diarios
que, estimado lector, ya cansan.
Me confieso un amante de las citas literarias o filosóficas.
Las he empleado con profusión siempre que estimaban que venían a cuento. Como
apoyo prestado para recalcar una idea. Y, para que nos vamos a engañar, para
alardear de ser un hombre muy culto y leído. Nada más lejos de la realidad. De Nietzsche a Sabina, pasando por Baudelaire,
al que nunca le leí más de dos poemas. Las
flores del mal me parecieron insufribles a partir de la tercera página.
Pero estas nuevas reflexiones de copiar y pegar son otra
cosa. Se trata de citas totalizadoras que nos intentar explicar toda la
esencia de la vida en un puñado de caracteres. “Si Dios te ha regalado un hijo,
recuerda que no eres sólo su padre y amigo si no su ejemplo”. Todo un sobre
fondo crespuscular que tanto me recuerda a Atalaya,
la revistita que dejaban los Testigos de
Jehová en mi casa cuando yo era niño.
A mi me parece que son precisamente estos grupúsculos
religiosos los que han iniciado la moda de las frases motivadoras o ejemplarizantes. Si se
fijan, más de la mitad mientan a Dios, cuando no son directamente una cita bíblica, como esa amenazante: “Al hombre le parece bueno todo lo que hace, pero el
Señor es quien juzga las intenciones”. Mucho cuidado, ¿eh?. Mayormente porque el fondo es una imagen de un ojo de proporciones descomunales que debe ser el que todo lo ve.
Los católicos no nos
quedamos atrás, y ahora hemos empezado a postear
–publicar, en el lenguaje de los profesionales del género- cualquier
extracto de las dos homilías que ha ofrecido a la fecha Francisco I. El hombre promete darnos grandes momentos en los muros
del feisbuk.
Esto de las citas, los trozos
deslavazados de discursos, las palabras ocurrentes en inglés y demás artillería
de moralina 2.0, la verdad es que nos está invadiendo a pasos agigantados. Sería bueno que la próxima vez que le vayan a
dar laik o compartir una de estas
frases, se piensen bien lo que pretenden demostrar o hacer ver a los que van a
recibir un “Fulanito de Copas ha
compartido el enlace de Grupo Cristiano
de oración Conkistando el Cielo”. Claro que si el amable lector forma parte de un grupo con esa denominación, seguramente ya no tenga salvación posible. Al menos en esta vida.
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