Vivimos en una sociedad tremendamente paradójica. Por una parte nos consagramos a la imagen exterior, cómo símbolo inequívoco de lo mucho que nos importa lo que proyectamos al resto de la Humanidad. Sin embargo, nuestra sociedad es absolutamente posibilista, es decir, nos abre las puertas para que nos arriesguemos, nos aventuremos, nos liberemos de ese “qué dirán” que ella misma nos ha impuesto. Nos invita, en definitiva, a romper tabúes.
El otro día, por avatares de la vida, acudí a una presentación de una academia de baile. Se celebró en un teatro en el que cabían unas cuatrocientas personas. Casi lleno. Yo pensaba que era la actuación de fin de curso de un grupo de infantes aprendices de bailarinas, me esperaba mucho ballet descoordinado –dada la edad de los participantes- y mucha ilusión de padres, familiares y amigos. Pero el espectáculo comenzó con un grupo de señoras bailando una suerte de “danza del vientre” que dejó boquiabiertos a propios y extraños.
A mi me parece muy bien que una señora con unos sesenta años y cien kilos en canal decida apuntarse en una academia para imitar los movimientos de Shakira. Algo que así, de entrada, a cualquiera pudiera parecerle imposible, a no ser que las leyes de la física hagan excepciones sobrenaturales al ritmo de los crótalos. Algo que así, sin más preámbulo, uno diría que está vedado a jóvenes de sinuosas curvas y sensuales caderas, no a cuerpos esféricos de difícil movilidad. Pero lo acepto, dentro de la libertad individual de cada uno y de la de mercado de las academias de danza.
Una cosa es que, en la intimidad de la sala de ensayos, frente al espejo del baño o en la sordidez de la alcoba conyugal, se practique la imposible danza del vientre, sexagenaria y con sobrepeso, y otra muy diferente es hacerlo delante de cuatrocientas personas, entre las cuales se encontraban muchos niños. No, estimado lector, no todo vale.
Esta sociedad nuestra admite, con buen criterio, que superemos las barreras generacionales, que nos planteemos retos personales otrora impensables, incluso que creamos que podemos sortear las leyes de la física. Lo que no es de recibo es que tengamos que someter al escrutinio público todas y cada una de nuestras piruetas filosófico-deportivas. Porque el público en general no tiene porqué ser partícipe de nuestros encomiables esfuerzos por vencer los efectos del tiempo, la gravedad o las grasas saturadas. Menos aún si entre los asistentes hay niños a los que el visionado de tal bravuconada puede suponer un trauma vital de consecuencias insospechadas. En otras palabras, uno se juega que lo demanden por exhibicionismo público o por crímenes contra la niñez.
El caso es que todo este tema me lleva a pensar, una vez más, en el daño que la televisión provoca en las mentes de los seres humanos que, por su debilidad de principios o por una exposición demasiado prolongada a las ondas catódicas, no están preparadas para filtrar los mensajes que emite la denominada “caja boba”. Una persona a la que el sentido del ridículo le funciona con normalidad, cuando ve a Shakira bailando al ritmo del reguetón –o como se escriba-, no corre desesperadamente a apuntarse a una academia de baile a que le enseñen a mover la no-cintura. Menos aún se dedica a disfrazarse de zíngara y a lucir desvergüenzas encima de un escenario.
P.S. La foto es muy mala porque no dejaban usar flash, supongo que para no molestar a los “artistas”.
El balance necesario
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A pesar de que desde abril de este año, mes y medio después del inicio de
los efectos de la pandemia, ya se hablaba de una negociación con el FMI
para la...
27 comentarios:
Este artículo es un claro ejemplo de que NO TODO VALE
- No vale herir a la gente con la excusa de "te voy a ser sincero"...
- No vale ir en minifalda con un sobrepeso de 50 kilos en canal con la excusa de "me pongo el mundo por montera"
- No vale pensar que mientras yo me vea bien, los demás que arreen.
Este post me recuerda un experiencia vivida esta misma mañana en mi casa: vecino a las 6.30 poseido por el claxon, atronando porque su coche no podía salir del vado. Mientras yo esté y me vea bien, todo vale. Pues no , querido vecino, no.
jajaja lo que me he reído!
es magnifico!
supongo que se puede pecar de casi cualquier cosa, menos de hacer el ridiculo en publico. lo menos que uno espera de unas "damas" de edad, es dignidad.
Pakithor, ya hice mi tarea, puedes verla en mi sitio ;)
Raquel,
¡Eso es!. Hemos perdido la noción de todo en aras de una falsa libertad individual.
Pablo,
Placeres privados son virtudes públicas, que dijo Epicuro. Ahí está la clave de todo, incluida la elegancia.
Dorn,
Ya me he pasado. Gracias.
Gracias a todos por las amables líneas.
Creo que hay una frase para definir esto, "mi libertad termina donde empieza la del otro", y me la aplico siempre.
Creo que no puedo decir nada más que grotesco... le compadezco sr. mio.
Paco, cuando termine de reirme y de sentir vergüenza ajena, vuelvo y te comento.
un abrazo
Paula,
El problema es que no queda muy claro si aquí se invade mi libertad personal. En mi opinión sí, pero difícilmente encontraré un juez que me dé la razón. Puede que incluso me juzguen a mi.
Edward,
Se me hizo largo, la verdad.
Bea,
Lo estaré esperando.
Gracias por los comentarios.
Jajajaja!qué malo eres...Yo hubiese puesto una advertencia en las invitaciones para ir preparando a la gente.
Saludos!
Estimado Pakithor,
Como diría un buen amigo mío: "todo esto me huele a freakismo ilustrado".
Un abrazo,
Carlos
Chema,
¡Ojalá!. De hecho el programa de mano estaba lleno de fotos de niñas vestidas de bailarina, que se supone que era a lo que fuimos.
Sol,
Yo afortunadamente esos programas me los estoy perdiendo.
Carlos,
Yo la verdad es que no le veo la "ilustración" por ninguna parte...
Saludos a todos.
Se agradece ver aunque sólo sea de cuando en cuando, un post políticamente incorrecto, como este tuyo.
Por mi parte sucribo cada una de tus palabras y opino, al igual que Sol, que "gracias" a esta libertad cuasiforzada, medran programas como factor X y similares que (no por suerte, sino porque no me da la gana)no suelo ver.
Un aplauso
P.D.: Una duda...yo creo que la señora de la foto debajo de tantos abalorios y maquillaje no es sexagenaria, sino más bien joven...
Todoestilo,
Gracias por tu apoyo. Te aseguro que la señora era mayor de sesenta. Yo estuve allí. ;-)
Paco,
Ayer leí tu artículo y te escribí un largo comentario. El internet me hizo una mala jugada pues me dejó en el momento en que le daba send.
A mí estas cosas me dejan mal porque generalmente cuando comento no lo hago por cumplir un compromiso, es un verdadero acto de sinceridad y placer, lo hago inspirada y le dedico todo el tiempo que me requiera.
Entre otras cosas te decía que me daba risa porque me imagino mi expresión y malestar ante tan patético momento.
La danza es un acto sublime, un arte lleno gracia y en las ocasiones en que se toma como terapia se debe realizar en privado.
Luego me molestó bastante que el propietario de la academia de baile haya cometido semejante improperio contra el público y contra la dignidad de la señora. A veces la vanidad nos juega unas trastadas.
Mi yo tengo el privilegio de tener dos hijos tan exigentes como yo, estoy segura que cuando alcance esa edad y el estado senil osara nublar mi juicio y sentido común, mis hijos no me permitirían hacer semejante cosa.
Siempre me ha gustado el flamenco y soy una bailaora activa, asisto a una academia. Las presentaciones al público las hacen niñas en un rango de edad muy específico y ninguna de las bailaoras, por muy experimentada que sea, podía presentarse si propasara los 24 años, a excepción, por su puesto de las bailarinas profesionales.
Este no es el caso de la odalisca cuatricentenaria que nos has presentado, eso lo sé porque esta disciplina, al igual que el flamenco son muy exigentes y es necesario estar en forma, no solo delgado si no bien tonificado muscularmente, para poder efectuar los exigentes movimientos que se requieren.
Hola,
La gente muchas veces no tiene sentido del ridículo. Hace años, cuando aún los programas concursos tipo Operación Triunfo no estaban de moda, Iñigo, el del bigote, tenía un apartado en un programa que pasaban los domingos que se llamaba: ¿qué sabe Ud. hacer? Yo no sabía de qué iba la cosa, no se, me imaginé que si alguien sabía tocar el piano, iba y lo tocaba, vamos cosas así, pero NO, lo que vi fue: un señor que tendría unos 70 años diciendo: voy a hacer el borrico, ¡y vaya si lo hizo! ahí mismo se puso a rebuznar como si nada. Luego apareció un joven, que se quitó la camisa y empezó a mover los músculos del estómago, estilo danza del vientre, pero la verdad es que más bien me recordaban las arcadas que te dan cuando uno quiere vomitar, vamos un asco, fue la primera y última vez que vi el programita.
Y ahora, claro.
, con tanto concurso todo el mundo quiere su minuto de gloria, y ves a esos señores de la tercera edad haciendo esas ridiculeces, que deberían de guardar para entretener a los nietos. Sabes que yo no soy ninguna jovencita, más bien estoy más cerca de la tercera edad que de otra cosa, pero mientras tenga un resquicio de sentido común no me verán hacer esas cosas en público. No te digo que en navidades me tome un par de vinitos y me de por cantar, pero eso queda para la intimidad de la casa.
Un saludo,
Hola Fran,
Gracias por tu comentario que siempre viene a enriquecer lo que ya se ha dicho.
No quise profundizar en lo que fue la presentación en sí, pero ahora que lo mencionas, junto con la señora de la foto y las demás, casi todas señoras sobrepasando los cuarenta, bailó la profesora. Eso hizo que los ojos del público masculino presente no reparase tanto en los "encantos" de las señoras/alumnas como en las trazas de buscona de la instructora, la cual, sin lugar a dudas, consiguió algún encargo doméstico o motelero para esa noche. Lamentable, muy lamentable.
Lola,
Nuestros comentarios se han cruzado. Sin duda la actuación del programa de Iñigo te impactó tanto como a mi la danza del vientre sesagenaria y XXXL.
A mi no me cabe duda de que la familia de esta señora no sólo no se avergonzó al verla, sino que además la animaron. Es el posibilismo de esta sociedad nuestra. Pero aquello no era un espectáculo de rarezas al uso, sino otra cosa bien distinta y en la que los "frikis" no deberían tener cabida.
Gracias por tus líneas.
Mira si me impactó que aún lo recuerdo y han pasado cerca de 30 años. Eso era un adelanto de lo que nos deparaba la nueva programación.
Y hablando del todo no vale de Raquel, me pregunto por qué las señoras o señoritas pasaditas de peso se empeñan en ponerse esos pantalones que parecen pijamas, leggins creo que se llaman. Es algo que escapa a mi comprensión.
Jajaja... no puedo estar más de acuerdo...
Acabo de conocer hoy tu blog, ya que en vista de la revolución que has creado por la blogosfera, hasta mi blog ha llegado la nominación de mostrar mis infits... He hecho los deberes, por si te apetece pasarte.
Me ha encantado tu blog!
http://numero13callemelancolia.blogspot.com/
Bueno, ¿y qué más da lo que haga la señora? Mientras no sea como el vecino de la autra del primer comentario, que cada cual haga lo que quiera consigo mismo... penso yo.
Pero sí, también es cierto que todo este espectáculo contra natura viene provocado por un electrodoméstica que inutiliza las mentes y aborrega al personal...
Para poder ejercer bien la libertad, ha de ser un debidamente instruido primero; es decir, poseer una educación básica.
Un saludo amigo!
Garaz,
Gracias por pasar por aquí, espero que sigas haciéndolo. Estupendo tu particular "infit", aunque lo del anillo no lo he entendido, ¿realmente vas con un anillo del Señor de los Anillos por la calle?.
Gonsaulo,
Que cada cual haga lo que quiera pero sin que los demás tengamos que sufrir las consecuencias.
Gracias por los comentarios.
La libertad que tiene esa mujer gorda bailando la danza del vientre no merma la mia tanto, como la libertad de la bella señorita que fuma a mi lado en el bar de turno.
Ante lo estetico, con mirar para otro lado lo tienes todo hecho. Con otras "libertades" no te queda otro remedio que pasar por el aro. Con los humos o como bien apuntaba Raquel, los abominables, grotescos y espeluznates claxon...ajo y agua.
Vogue,
En realidad cuando a uno lo meten en un auditorio y sin previo aviso le toca ver esto, poco puede hacer, otra cosa es la TV, en donde uno puede cambiar de canal.
Quizá lo de los "posibilismos" no sea un tema de libertades, sino de amor propio.
Gracias por tu comentario.
Un poco tarde, pero mision cumplida...
pasate a verlo...
¿¿¿Y???
¿La libertad del individuo termina donde empieza la del otro? De qué libertad estamos hablando, ¿de la de esa señora por, quizás, cumplir uno de sus sueños o superar limitaciones? o ¿de la tuya que, libremente imagino, has decidido acudir a ver el espectáculo? ¿Que no puedes cambiar de 'canal'? Créeme, la decisión de quedarte hasta el final fue tuya. O quizás fue la vanidad al saber que podrías rellenar una nueva entrada en tu blog.
Me considero esteta, pero ante todo respeto la opción personal de cada uno de cumplir proyectos personales que no incurran en delito.
¿Eres de esos a los que les molesta ver gente pidiendo por la calle porque no quedan cool a las puertas de unos grandes almacenes?
Aplaudo a esa señora, con todas mis fuerzas, y desapruebo totalmente el hecho de que muchas personas dejen de hacer lo que realmente desean por miedo a lo que, según unos reprimidos, es políticamente correcto. ¿Quién decide eso? ¿Aquellos que ven en lo similar y parecido un aliado?
¿Cuántas cosas dejaste de hacer por creer que podrías caer en el ridículo?
Siento decirte que pocos post he leído en mi vida que me hayan hecho sentir tan avergonzada de pertenecer al género humano como este. Te 'felicito'.
Carmen,
Yo también me sentí avergonzado, pero cuando vi a esa señora. No, no me pude levantar porque yo había ido a otra cosa y me plantaron a esta y otras cuantas señoras más que querían cumplir "el sueño de su vida". Supongo que hasta que Shakira salió por primera vez en TV el "sueño de su vida" era otro. Pero si hacer el ridículo delante de un buen puñado de padres que van a ver las evoluciones de sus hijos en clases de ballet, es el "sueño" de una señora, algo extraño sucede en esta sociedad nuestra.
Aunque a lo mejor el raro soy yo, que pienso que no vale todo con tal de conseguir esos extraños "sueños" de saldo. Esos "sueños" de esta sociedad nuestra posibilista que nos anima -con aplausos como los tuyos- que consisten en tener un minuto de gloria. ¡Eso!, nuestro minuto de gloria.
El "sueño" de bailar la danza del vientre -más bien de la barriga- en público, se me antoja un tanto barato. Pero es que eso es nuestra sociedad, una sociedad de saldo, en donde aplaudimos a cualquier payaso que sale en el programa de Jesús Quintero y reprendemos al que ose poner en tela de juicio los juegos de malabares del posibilismo social.
Quizá aquí lo políticamente correcto sea aplaudir a la señora, por intentar logras su "shakirístico" sueño. De otra forma no entiendo yo que te hayas sentido tan avergonzada de pertenecer al género humano tras leer mi artículo. Claro que yo no me sentí avergonzado de mi pertenencia al presenciar el esperpéntico espectáculo, porque yo tengo muy claro que es lo que me separa a mi de los animales: no necesito tanto de la manada... menos aún de los aplausos.
Gracias por tu aportación, sin duda los puntos de vista diferentes enriquecen este espacio.
jajaja.. y no tomaste video?? te mato!!! jajajaja...
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