El balance necesario
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A pesar de que desde abril de este año, mes y medio después del inicio de
los efectos de la pandemia, ya se hablaba de una negociación con el FMI
para la...
jueves, 11 de diciembre de 2008
Esa falsa españolidad
En América Latina existe una absolutamente falsa idolatría hacia lo español. El personal aquí, en líneas generales y tras una cortina de amor infinito hacia lo español, todavía guarda un profundo resentimiento hacia todo lo que viene de la Madre Patria. Es lo que yo denomino el complejo criollo, sobre el cual he glosado en alguna ocasión. Los españoles que conquistaron América dejaron un muy mal sabor de boca y no pocos vástagos, los cuales hoy vilipendian a sus antepasados creyendo que son los nuestros.
Sin embargo, uno que vive de este lado de la Mar Océana no deja de sorprenderse de la filiación que aparentemente despierta España entre los locales. Para empezar todos tienen algún antepasado español. “El abuelo de mi madre era español. De Zaragoza”. Lo cual a uno le da bastante igual, para ser muy sincero. “Yo no lo conocí, pero mi mamá pasaba el día hablando de España”, continua el falso filo-español. ¡Qué suerte!, ¿no les parece?.
En segundo lugar llega el relato del viaje de rigor a España. Medio bromeando, pero lanzando una fuerte carga de profundidad, comentan despectivamente nuestra forma de hablar. “¡Puez que no vaz a comprar ezas uvaz!”, le dijo el tendero a la señora que no dejaba de manosear el género. Los latinoamericanos no se enteran de que nosotros no usamos la zeta para todo, con lo cual no saben diferenciar y nos llaman, en privado, por supuesto, “zopetas”.
La verdad es que nosotros hablamos muy “golpeado”, que dicen aquí, como regañando todo el tiempo. No contamos con esa dulzura criolla en el hablar. Todo es melodía cantadita, aunque encierre el mayor de los desdenes. Y claro, queramos o no les choca que les hablen claro y directo cuando toda la vida se han dirigido a ellos de forma suave y pausada, sin decir lo que hay que decir, sino dejándolo entrever entre elogios envenenados.
La gastronomía patria también da mucho juego. “Mi mamá hacía una torta española deliciosa que le enseñó a hacer su abuela, que era española”. Lo que no le enseñó es que se llama tortilla de patatas, porque aquí la tortilla es otra cosa y tampoco se dice “patata”, sino “papa”. “Pero donde comimos riquísimo fue en Madrid, en la plaza Mayor. Nos comimos unas tapas, como ustedes les llaman a las boquitas, deliciosas”. Sí, estimado lector español, la “tapa” no cruzó el charco, se vio modificada por diferentes vocablos: pasapalo, boquita, boca, botana… Lo de la plaza Mayor, creo que huelga comentarlo.
La cuestión es que la admiración por la cocina española no se refleja en los hábitos alimenticios de estos confines. Sobre todo en Mesoamérica, en donde lo que se come son arroz y frijoles, frijoles con arroz y arroz revuelto con frijoles, aparte de algo de pollo y tortillas de maíz. La “torta española” es considerada un manjar, al igual que el gazpacho o las croquetas, y los embutidos que, aunque presuntamente deseados, realmente nadie los come por la mala fama que tiene la carne de cerdo por estos lares.
Juan Carlos de Borbón, al igual que el resto de su familia, es muy admirado a lo largo de América Latina. Las señoras siguen sus pasos por medio del sempiterno “Corazón, corazón”, que se retransmite por medio del canal internacional de Televisión Española, porque “yo siempre tengo puesta la televisión de ustedes”. Que digo yo que si fuera mía ya la habría vendido hace tiempo.
Aunque todo esta españolidad nos parezca muy entrañable, la realidad de las cosas es que, en cuanto uno se da la vuelta uno es el “españolete” y le imitan la forma de hablar. No todo el mundo claro está, esta es una generalización más o menos acertada que me viene a mi de una de esas cándidas discusiones que surgen en estas latitudes entre sonrisas, voces a medio gas y melodiosos vituperios que uno estoicamente tiene que soportar.
La cuestión es que hace apenas tres días una de estas señoras, después de hacerme la vida imposible durante un buen rato en un asunto de negocios, tras una larga discusión –muy amable, eso sí-, me dijo que “mi abuelita era española”. En ese momento, no pude evitar confesarle a la anciana: ¡Qué casualidad, señora!, las dos mías también. La pobre quedó desolada.
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17 comentarios:
No puedo añadir ni una coma. Yo podría comentar algo similar, no olvides que soy andaluza emigrante en Madrid.
Jajajaja!El año pasado en cancún lo pude comprobar. Cuando algún mejicano hablaba con nosotros decía todo el rato TTTÍÍÍOOO con voz grave y a los hombres nos llamaban eustaquio...o algo así.
Saludos!
PD:suponemos que cerraste el trato no?
Bueno, Raquel, imagino que también en Madrid nos imitan a los andaluces, ¿te refieres a eso?.
¡Exacto, Jose!. Además no sé de dónde sacan que empezamos todas las frases diciendo "pues".
No, no cerré el trato.
Ay Paco, no sean tan perverso. No todo son rencores. Es cierto que cuando estudiamos la historia nos contaron, y eso es cierto, que hubo saqueos y masacre, pero eso sucede en todas las conquistas, anda que no hicieron calamidades los rusos cuando entraron en Alemania, y viceversa.
En Cuba lo que si hacíamos era diferenciar al "gallego" (peninsular) del canario al que le llamamos isleño, y es cierto que había más afinidad entre estos últimos y los cubanos. Yo siempre me he sentido muy orgullosa de mis raíces españolas, que por cierto van hasta los judíos.
En una cosa te doy la razón: la comida española que comíamos allá (cuando había) se diferenciaba de la de España, pero eso sucedía también con la china, fíjate tú.
Y por último siempre recuerdo a mi padre q.e.p.d. conservando sus costumbres canarias a la hora de la cena: sus papas (aquí en Canarias también les llamamos así) y el gofio en los potajes. Y su medalla de la virgen del Pino en su bolsillo, que le dio mi abuela cuando él se fue para Cuba.
Un saludo, de esta canaria-cubana.
Lola,
No es perversión, es que tengo "sangre en el ojo" como dicen aquí.
Gracias.
No se, tal vez los latinoamericanos sentimos esa "cercania" o admiracion por lo español, por que de toda Europa, son lo mas semejantes a nosotros... Las diferencias entre españoles y nosotros es abismal y es cierto lo de la forma de hablar "golpeado" lo vemos como malos modales, pero es la forma de ser y de hablar... En fin, la cultura es algo que da mucho para hablar, estoy familiarizada con todo lo que comentas, pero no me molesta en absoluto...
Estimado Pakithor,
Miedo me da todo este asunto...
A principios de año viajo a Managua a valorar una oferta de trabajo... y una amiga colombiana me ha dicho que efectivamente aquí, en España, parece que somos rudos/descorteses cuando hablamos... En fin, no sé como podría mejorar en esta faceta si finalmente me quedo por esos lares.
¿Alguna sugerencia?
Saludos cordiales,
Carlos
Supongo Pakithor que habrá de todo. Por cierto, me ha llamado la atención eso del habla tranquila y sosegada como si nada para nunca... quizás eso explique mucho de su carácter.
Un saludo desde la tierra
Alejandrina,
Muchas gracias por tu comentario que es una visión de primerísima mano. En realidad en México no somos, según tengo entendido, tan "queridos" como en Centroamérica o Colombia.
Carlos,
Te contesto en privado. Nicaragua... como que ni con una pistola en el pecho.
Gonsaulo,
Por supuesto que hay de todo, aunque no en iguales proporciones. Ya explico al final que este artículo es fruto de un calentón.
Por cierto que ayer se me presentó una anécdota simpática al respecto. Fue en un evento de presentación, una pareja mayor, los cuales previamente me había advertidos de sus orígenes españoles:
- ¡Qué eleganzzzia, Francisco!, me dice el caballero.
- Muchas gracias, don Rodrigo.
- Sí, puro Cortefiel, tercia la señora para dejarme saber que conoce de los establecimientos patrios.
Mi mirada lo debió decir todo, pero aún así le contesté:
- No, este traje me lo he hecho aquí.
Era la misma señora del artículo. Hay personas que no escarmientan.
Gracias por comentar.
Querido Pakhitor, un saludo y los mejores deseos para usted y sus lectores.
No sé si lo sabe pero soy un feliz ser humano que dispones de dos nacionalidades: español de nacimiento y colombiano por adopción.
Es cierto que allá chocamos cuando nos dirigimos a las personas sin una sonrisa, ni un saludo y, a menudo, usando un bocabulario de carreterros borrachos. Por ejemplo:
- Joder, tío, me cago en la hostia, coge eso de una puta vez...
En lugar de un más cordial:
-Por favor, sea tan amable de sujetar eso...
Es cierto que nos imitan para reirse, igual que los imitanos nosotros a los argentinos, cubanos y mexicanos (quizás con menos gracia..) y, en general, se imita y se ridiculiza lo que se desconocen.
Por nuestra parte, España, no creo que seamos los más adecuados para dar una opinión justa sobre este asunto, porque, el nuestro es un país bastante insultón y despectivo con los demás.
Sudaca, marrones, negratas, putos indios, moros de mierda... son lanzados en España, con gran soltura y desprecio, por una masa de ignorantes. Y nuevos ricos, hasta hoy...
Respecto a nuestra forma de hablar, diré que el más humilde campesino de allá, usa un español cien veces más rico en terminología que el pobre y maltratado lenguaje de nuestros universitarios medio analfabetos.
Creo que deberíamos ser más humildes y aprender de quienes tienen muchos valores que enseñarnos; virtudes que en su momento fueron nuestras y que ahora hemos perdido.
Ellos tienen sus defectos y nosotros los nuestros. Y, a veces, esos defectos son comunes y heredados de nosotros.
Y para cerrar la visita a su blog, comentar que puede que, a poco tardar, tengamos que emigrar de nuevo a esas latitudes cuando aquí, una vez más, la historia es tozuda, sólo nos quede mierda para comer.
Todos los turistas españoles que en los últimos diez años, con el euro a 1.50 dólares, han abarrotado Suramérica, esa caterva de palurdos ignorantes, vocingleros y groseros, prepotentes nuevos ricos hasta decir basta, que ahora que las cosas están muy malas en la madre patria, quizás tengan que volver a América a pedir humildemente un empleíto.
Recuérdenlo.
Afortunadamente, en Colombia, yo tengo la suerte de estar rodeado de gente de exquisita educación y de gran cultura. Brillantes profesionales y gente trabajadora.
Con todo afecto me despido y le felicito por su estupendo blog, amigo mío.
Mi muy estimado García Francés,
No puedo más que agradecerle que se haya dignado a pasar por mi blog y además haya dejado tan interesante comentario. Leyéndolo me doy cuenta de lo poco afortunada que ha sido mi generalización en este caso. Quizá lo que yo he venido a comentar, fruto de un calentón, al más puro estilo Pedro Cortés, sea aplicable exclusivamente a Costa Rica y no a toda América Latina.
Tengo amigos no sólo ticos, sino colombianos, venezolanos, cubanos, argentinos, chilenos, ecuatorianos, mexicanos, guatemaltecos, nicaragüenses y de alguna otra nacionalidad que ahora mismo no recuerdo. De todos ellos, te digo, con el miedo de volver a equivocarme que los colombianos son los que más afectos nos tienen y además los que mejor emplean nuestro idioma, además de los más corteses.
Aquí no es ni mucho menos así. El más culto de todos difícilmente pronuncia tres frases sin soltar algún término en inglés, sin olvidar el uso profuso del "güevón", como término coloquial equivalente al español "tío". El neoriquismo campa a sus anchas con mayor fuerza que en España y a los españoles, como digo en el artículo, nos odian-imitan-idolatran todo en uno con una hipocresía inaudita.
En fin, que te agradezco de nuevo el comentario y espero que mi aclaración haya acercado posiciones.
Un abrazo.
Ya me acuerdo!!benancio es como nos llamaban...Benancio tíoooo!Me hacia gracia y para nada me lo tomaba como un insulto.
Y lo de que cuidan más el español que nosotros, eso seguro. Aquí parece que defender el español (nada de castellano, digo español)ya no se lleva.
Saludos!
jajajajajaja, qué weno...lo cierto es que tienen una forma de decir las cosas que me pone nerviosa, lo mismo que les pasará a ellos cuando les hablo...supongo que es recíproco..
saludines
me ha encantado...
y lo de la tele, pues sí que creo que es un poquito mío, pero ni queriendo consigo venderla, oye...
No tenía ni idea de que esto fuera así. Me dejas sorprendida, la verdad.
En cuanto a la forma de hablar y que les resultamos... bruscos, es curioso. Desde mi punto de vista nuestra forma de hablar (el tono, la entonación) es mucho más agradable que la empalagosa forma de muchos de ellos. Sopongo que todo es la costumbre. La verdad es que aquí en España se hacen bastantes bromas a propósito de su forma de hablar incluso de sus nombres, no debería irritarnos tanto que ellos lo hagan con nosotros. Donde las dan... ¿no?
Tienes toda la razón. Esa "doble moral" es de lo más perversa. Yo soy mexicano de abuelos asturianos y lo noto todo el tiempo. De hecho, no sé manejar bien eso de ser de origen español, que, aunque no lo creas, es todo un privilegio en mi país.
Si te molesta la falsa españolidad, tendrías que ver cómo son los integrantes de la colonia española de México. Los definiría como una mezcla de Torrente, Manolo Escobar y Manolo el del bombo, defendiendo a capa y espada todo lo relacionado con la Madre Patria. Es, como dirían ustedes, de lo más cutre. Todo un espectáculo.
En realidad, Alfonso, las "colonias" españolas en el extranjero se parecen bastante entre sí. Círculos muy cerrados y de paella dominical, mus o julepe y hablando de España como si no se hubiesen marchado nunca.
Yo huí premeditadamente de la de Costa Rica, a pesar de que durante unos meses me engancharon con fuerza. Fíjate que me di cuenta de mi error cuando, llevando yo un año en CR, hablé con uno de estos que trabajaba en la embajada desde hacía cuatro años y no sabía el significado de "con toa la pata". Ahí dije, hasta aquí hemos llegado, güevón.
Un abrazo.
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