martes, 13 de noviembre de 2007

Los nombres y la elegancia


Aunque ya se ha hablado aquí acerca del origen de la elegancia, sobre si esta es cuestión de nacimiento o de formación, lo cierto es que algunas personas, una vez que nacen, tienen que soportar durante toda su vida el obstáculo impuesto por sus progenitores y portar un nombre de pila digamos peculiar.

En España, allá por los ochenta, empezaron a hacer furor los Vanessa, Jessica, Jonathan y similares, nombres de origen diverso y escritura variada. Muchos de sus propietarios tenían que aguantar a diario ciertas burlas y, por otro lado, se veían obligados a deletrearlos si querían verlos correctamente escritos en cualquier documento oficial. Pero eso no era más que la punta del iceberg, después llegaron los Kevin, Brian, Jennifer o Samantha, habitualmente de origen anglosajón. Como ven ninguno tiene desperdicio, máxime cuando le sumamos el apellido español: Kevin Huertas o Samantha Pérez. Sublime, ¿verdad?.

Esta costumbre que ahora en España se ha propagado como la mala hierba, tiene una larga tradición en Latinoamérica, gracias a la devastadora influencia estadounidense en la región. Walter, Priscilla o Roger son ya nombres de lo más habitual en personas de cierta edad en casi todo el continente. Pero la importación, cuando no la invención, de nombres de pila alcanza dimensiones insospechadas, no sólo en este lado del Atlántico, sino en toda la cultura latina. Los de origen francés como Jacquelline, o con modificaciones, Anneth, alcanzan ya estatus de clásicos. Así como los italianos Isabella –que está batiendo records entre los neonatos de toda América- o Renato, con innovaciones tan curiosas como la que sufre Giovanni –Juan en castellano-, nombre que en su travesía atlántica ha pasado a denominarse Geovanny o Geoveanny, o cualquier variante que se le ocurra al feliz padre cuando va al registro civil.

La lista sería interminable, porque la imaginación a veces es casi tan peligrosa como la propia televisión, pila bautismal sin duda de la inmensa mayoría de los nombres importados. Pero lo importante es ver su combinación junto con el apellido, porque llamarse Piero Scala no es lo mismo que ser Haydée Sánchez. En otras palabras, lo que resulta a todas luces poco elegante o totalmente chocante es tener un nombre de pila hindú y un apellido originario de Soria, por poner un ejemplo que cualquiera puede entender. Una antología de este tipo de nombres la pueden encontrar entre los recién titulados de los posgrados de la Universidad de Costa Rica.

En el exitoso libro Freakonomics, Levitt y Dubner, sus autores, explican con todo lujo de detalles y datos estadísticos cómo en los EE UU tener un nombre exótico supone una dificultad adicional a la hora de encontrar trabajo. La idea es que a la hora de seleccionar currículos el tiempo y el número de invitados a entrevistar es limitado, así que el subconsciente del encargado de tal tarea, en igualdad de condiciones, tiende a desechar a los que cuentan con nombres que denotan una procedencia extraña. Suena bastante políticamente incorrecto, pero las estadísticas así lo demuestran.

Lo que está claro es que una joven que se llame Yorleny Morales tiene que esforzarse en su búsqueda de la elegancia mucho más que otra de nombre Luisa Guzmán, dada la hilaridad que -irremediablemente- provoca escuchar el nombre de la primera. Por muy impecables que sean los modales de Yorleny, por muy extraordinaria que sea su educación y por muy refinado que sea su estilo, lo cierto es que la primera impresión va a quedar por un buen rato hasta que verdaderamente nos quitemos la pelusa de semejante nombre.

Evidentemente con lo anterior no pretendo decir que aquellos cuyos padres tuvieron la ocurrencia de ponerles un nombre diferente sean mejores o peores personas. Espero que nadie me malinterprete.

25 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo soy partidario de los nombres sencillos tipo Fernando, Jorge, David, Iván, Pablo, Luis, Ignacio, Raquel, Silvia, Rebeca, Laura, María, Elena y muchos más.

A veces, se peca de tontería en los nombres. La sencillez es lo mejor en cualquier caso.

un abrazo.

Anónimo dijo...

Jaja. Una vez conocí una cubana que se llama Usnavy...

Cuando mi ex estaba embarazada hicimos un trato: si era niño yo escogía el nombre, que por cierto me gustaban los italianos; pero si era niña -y finalmente así fue en dos ocasiones- entonces ella ponía el nombre. Como le gustaban los nombres "gringos" mis hijas tienen nombres así.

Sin embargo, siempre he creído que uno hace el nombre y no al revés. Efectivamente podría haber cierta influencia en algunas personas, pero lo que uno haga de ese nombre es más influyente.

Cuando carajillo no me gustaba mi nombre, quería llamarme Jhonny o Tony.

Ahora es de lo más valioso que tengo.

Un chiste:

Un hombre llega al registro nacional y solicita un cambio de nombre. El encargado le pregunta por qué quiere cambiárselo y el parroquiano le indica que su nombre es ofensivo: Juan Caca.

-"!Vaya!"- Dijo el burócrata. "Definitivamente tiene que cambiarse el nombre... ¿cuál nombre le gustaría?"

-"Quiero cambiármelo a David Caca..."...

Jaja.

Anónimo dijo...

Pues sí, bastante hilarante este fenómeno primordialmente latinoamericano. Cuando estuve en Nicaragua hace unos meses conocí a un Reagan (nombre de pila), que me relató las inconveniencias de tener ese nombre al mismo tiempo que combatía a los Contras.

La Nación publicó hace unos años el reportaje "¿Cómo dice que se llama?", en el que aunque los ticos tengamos a Welcome Villarreal Sánchez y a Rocky Manuel Calderón Rodríguez, nos quedamos detrás de los ecuatorianos en creatividad (y falta de elegancia), como lo evidencian Burguer King Herrera Suárez, Houston Texas Ronquillo Loor, Señor Licenciado Villagómez o Semen de los Dioses Bazurto Quesada.

Inevitablemente tendré que repetir la tónica de mi comentario pasado y referirme al rimbombante populismo latinoamericano, ya que esta entrada también me recordó de la propuesta bolivariana de limitar los nombres que los padres pueden elegir para sus hijos.

Unknown dijo...

Yo soy un americana pero mis bisabuelos son de Mexico y las Filipinas. Tengo un apellido mexicana y a veces es interesante que personas asuman que hablo español perfectamente. Nunca he visitado México. Aprendí español en escuela.

También, durante mi primero año de universidad recibió invitaciones de ensamblar las hermandades de mujeres culturales solamente porque tengo un apellido mexicana. Hermandades de mujeres son de las personas no de su pertenecía étnica.

Su nombre es muy importante en su vida. Me gusta mucho mi nombre pero no me gusta cuando se utiliza para hacer juicios ocultos sobre mi. Pienso que no deseo cambiar mi apellido cuando consigo casado porque mi nombre es muy fuerte. Quiero leer Freakanomics.

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

p.s. Mi nombre no es Alliance Streetdance pero no tengo una cuenta personal de google! Tengo un email de google para mi grupo de baile y necesité tener una cuenta del google para fijar un comentario.

lola dijo...

En Cuba conocí a uno que se llamaba Vladimir de la Caridad, esto para empezar. Allá últimamente abundan los nombres bastantes estrambóticos, pero siempre no ha sido así. De niña mis compañeras tenían nombres castellanos, a las únicas que conocí con un nombre anglosajón era porque su padre era norteamericano. Yo me llamo María Dolores, porque mis dos abuelas se llamaban María y Dolores, en casa mis padres siempre fueron muy tradicionales en esto de los nombres, pero no creas, mi nombre a veces era objeto de burla, algún gracioso me decía Dolores Fuerte de Barriga, que por cierto creo que en verdad existió una persona con ese nombre, una compañera mía se llamaba Remedios, otro nombre para promocionar el relajo. Cuando estaba embarazada lo primero que le dije a mi marido que nada de nombres familiares, y como me gusta la mitología griega le pusimos a nuestra hija Nereida, no es un nombre muy raro, pero algunas personas se empeñan en ponerlo con y.Mi temor era que a la hora del bautizo el cura se negara, pero hasta para eso tuve suerte, me dijo que tenía una sobrina que se llamaba así. De las excentricidades que últimamente he visto es el de una chica colombiana que le puso a su hija Chiara, versión italiana de Clara, pero no para la cosa ahí, es que lo inscribió como Kiara y se quedó tan pancha. Y para terminar, es que me encanta el tema así que perdón por la extensión, cuando Fidel llegó al poder, ese año hubo muchos niños a los que pusieron: Fidel, Raúl, Camilo, Ernesto, bueno el caso es que los padres de un Fidelito terminaron marchándose a U.S.A y le cambiaron el nombre al niño con otro más acorde a su nueva situación de exiliado. Un saludo afectuoso.

Tawaki dijo...

Hay algunos nombres que invitan al parricidio. Al menos en España uno puede cambiar de nombre si no le gusta el que tiene.

Ahora, con tantos matrimonios entre personas de distintas nacionalidades también se buscan nombres que suenen bien en varios idiomas.

Un abrazo,

Trapiello dijo...

Gracias por visitar mi blog,un beso enorme
Lo de los nombres para mi depende de como sea la persona,si eres guapa y estilosisima,a la gente le encantara,que nombre mas original, blablabla,pero como sea lo contrario,pobre y encima que nombre tiene!!!

Anónimo dijo...

Claro, lo ideal es un nombre que armonice con el apellido...pero bueno uno no lo elige...en fin por lo menos, saberlo llevar...

Jennifer Hernández.

Pakithor dijo...

Muchas gracias por vuestros simpáticos comentarios y por el chiste, Rigo.

Esto de los nombre creo que tiene muchas más aristas y me estoy pensando escribir una segunda parte para abarcar más casos, como el de la Alianza del Baile Callejero (Alliance Streetdance) cuyo nombre continúa siendo una incógnita, ¿por qué no lo escribes para que lo conozcamos?.

Trapiello, yo creo que el nombre es un handicap importante pero, como dice Jennifer, es posible superarlo.

Un abrazo a todos.

P.D. Tawaki, ¿y el link? ;-)

Anónimo dijo...

Muy bueno el post. Quiero leer ese libro! Es totalmente cierto, un buen nombre te puede abrir puertas asi como uno "poco elegante" (recuerdo un Ronald Rodriguez de mi ninez)puede causarte obstáculos al reclamar seriedad. (también recuerdo una Lady, llamada asi por lady diana...todavia me cuesta creerlo...)

Anónimo dijo...

Rigo: :-D

Anónimo dijo...

Muy acertado, en efecto, el nombre es una cuestion de elegancia, mas cabe destacar que vernos excluidos de las desiciones de nuestros porgenitores al determinar el nombre, hace todavía más inevitable intervenir en la escogencia del apellido.
En mi caso, ambos nombres y mi segundo apellido en castellano y mi primer apellido Inglés, apesar de no sonar muy "elegante" quizas para su concepto no hubo de otra... Mi pobre madre se enamoro de un inglés, jajajaja.
Saludos
Lydia Webb

Ansioux dijo...

Cómo no tengo hijos, no he tenido ese dilema sobre el nombre apropiado a deseado para ellos, aunque sí que tengo claro cómo los hubiera llamado, por lo menos en cuanto a nombre femenino se refiere. Y lo que tengo muy claro es que no tendrían procedencia anglosajona.

Saludos

Raquel dijo...

Yo fui poco original poniendo nombres a mis hijos: Ana, Gonzalo y Carmen.

Pakithor dijo...

Raquel,

Efectivamente nada original, ni falta que hace.

Gracias por el comentario.

Anónimo dijo...

El nombre que hace furor últimamente en ciertos círculos de España es Ízan. La primera vez que lo leí no comprendía de dónde había salido, hasta que llegué a la conclusión de que es la transcripción fonética castellana de Ethan. Creía que ya lo había visto todo, pero la realidad siempre consigue sorprenderte.

Namy dijo...

hola, me ha hecho mucha gracias este post, me hesentido bastante identificada.
Mi nombre como figura en el dni es Inga, es nórdico.
A mi personalmente, me encanta...no hay nadie que se olvide de tu nombre...si al cabo de unos meses te encuentras con alguien q ya ni te acuerdas, le dices tu nombre y te dicen: ah, tu eres la chica que la última vez te vi en ....
Yo apoyo los nombres raros, pero cortos...
Besitos.

Julio Córdoba dijo...

No creo que se deba a la influencia cultural porque los gringos también tienen mucha influencia (e invasión) hispana y no conozco algún estadounidense (con ascendencia inglesa o al norte de los pirineos) que busquen nombres hispanos para sus hijos.

Mi hipótesis es que esto pasa por un asunto de baja autoestima poblacional. Ser cholo no cotiza tan bien en el valor de sí mismo de algunos padres que tratan de anglosajonizar con palabras raras.

Recuerdo a un "Wellington Geovanni", a "Mileidy" y a "Macdonald" con apellidos de los que abundan en nuestra guía telefónica.

Un dato interesante: algunos de estos bautizos "asimétricos" son tan frecuentes que forman parte del patrimonio tropical: Wálter, William, "Maicol", "Yanina" (y todas sus derivaciones), Janet (y todas sus derivaciones), Rónald, Liseth, etc.

Finalmente, también están las modificaciones deschilificantes como agregar haches o modificar letras: Sylvia, Emmanuel, Sotto, Matta, Sahra, etc.

TicoExpat dijo...

A mi me han preguntado como tres veces, porque los ticos -varones costarricenses- todos se llaman Johnny?

Y si, a veces se ponen algunos nombres de moda, como por generaciones...

En mi familia tienen la manna de pasarse los nombres de los abuelos o la abuela, con algunas modificaciones modernizantes. A veces funciona, pero creo que ya esta llegando al extremo... Ej:
Felicitas-Felicia-Phylicia
o
Juan Heriberto-Juan Carlos-Juan Pablo-
Ta poniendose complicado, les cuento.

Checho dijo...

Argentina, mi país, es un caso un tanto peculiar con relación al tema. A diferencia de la mayoría de los países latinoamericanos, la población argentina es, en su mayoría, descendiente de inmigrantes europeos. Por lo que hay una gran variedad de nombres. Pero, lamentablemente, hoy en día la costumbre de combinar nombres anglosajones con apellidos que nada tienen que ver con los anglosajones, se está expandiendo. Esto es visible, el 99% de la veces, en las clases bajas; combinación más común: Jonathan Pérez. Me repugna esa "yankeelización". Creo que el nombre debe guardar cierta relación con el apellido o al menos que suene en armonía con este último.

Pakithor dijo...

Hola Checho,

Tampoco Argentina se salva de esta oleada. Curiosamente en España se han puesto de moda nombres que no son anglosajones pero que no son propios de aquí y sí son bastante típicos en tu país: Martina y Paula, como los más habituales.

Gracias por tu comentario.

Angelica dijo...

Ízan... no voy a parar de reirme hasta mañana, buenísimo!

Claro que el chiste de la ascendencia Argentina es mejor aunque más elegante y tradicional. Tengo familia Argentina y trabajo como genetista, el componente europeo es en promedio 75% (está publicado) que es alto por supuesto, como lo es en otros países de latinoamérica, como Chile (72%), Colombia (65%), Venezuela, y otros cuantos más...

Unknown dijo...

Hola mi nombre es Yitzhack Kikard y tiene razón jamas logro que alguien lo escriba bien, aunque aveces me preguntan que significa o de donde es? Explico que es árabe o israelita aunque yo sea de Perú y me hubiera gustado llamarme Carlos ,Juan,Bruno y tantos nombres que existieron pero mis papas me dicen que el nombrre te da prestancion que como te llamas te tratan aqui en Peru pero a esto hemos llegado el querer cambiar nuestros nombres para que suene con el apellido si te llamas como te llamas bien si no les gusdta no te debe de importar. al leer su articulome doy cuenta de porque mis padres me pusieron ese nombre. Saludos/