Cuando hablamos de lujo se nos vienen a
la mente muchos bienes con precios elevados y marcas muy conocidas: casas,
carros, relojes, arte, etc. Esa visión del lujo se ha visto alterada de forma
muy significativa a lo largo de los últimos años. Ahora, al referirnos a lujo nos imaginamos experiencias con un
alto grado de exclusividad y deleite de los sentidos.
Nuestra sociedad ha ido evolucionando
hacia la experiencia como forma de disfrute frente a la visión de ostentación
que reflejaba el antiguo lujo. Así,
el mundo de la hotelería está viviendo un renacimiento basado en esas
experiencias únicas que buscan los clientes más sofisticados.
Lobbies llenos de obras de arte,
servicios personalizados o amenidades exclusivas, son algunos de los alicientes
de los mejores hoteles del mundo. Las grandes cadenas han tenido que
evolucionar y crear nuevas marcas boutique.
Incluso un hotel dentro de otro hotel. Como el Beaux Arts en el JW Marquis
Miami o el Nobu que se encuentra
dentro del Caesar Palace en Las
Vegas.
El boom
de alta cocina que se vive en el mundo también es fiel reflejo de esta
nueva forma de entender el lujo. Los restaurantes que logran más de una
estrella de la prestigiosa Guía Michelin,
tienen prácticamente ocupadas todas sus mesas y las reservas han de hacerse con
hasta tres meses de antelación. Los viajes culinarios o enológicos son toda una
tendencia en lo que a viajes de alto nivel se refiere.
De igual manera, las grandes marcas del
lujo están viendo como pequeños diseñadores o productores locales les hacen
sombra en la venta de productos exclusivos. Vestimenta, cosméticos o
complementos de lujo ya no son coto privado de los grandes diseñadores o las
marcas globales como Louis Vuitton o Gucci. El cliente más exigente y
pudiente opta por comprar a diseñadores más pequeños, precisamente porque la
experiencia de compra es totalmente personalizada.
De hecho, en el último informe de BrandZ sobre el valor de las marcas
globales en 2015, sólo Louis Vuitton continúa
entre las 50 marcas más valiosas del planeta, perdiendo dos posiciones en un
año hasta el puesto 32. Las otras 2 marcas de lujo del Top 100 son Hermès y Gucci. En 2006, cuando inició este ranking, hasta 6 marcas del
mundo del lujo estaban presentes en él.
El mundo del lujo se está reinventando a
pasos agigantados. Los tradicionales clientes de bienes y servicios de alto
nivel buscan más experiencias únicas y diferentes que acumular productos. Al
fin y al cabo, en un mundo cada vez más globalizado, casi todas las cosas se
pueden comprar en cualquier rincón del mundo. Lo que no se puede reproducir es
un atardecer increíble, el sabor de un plato elaborado en vivo por un chef o la
atención que nos presta un pequeño fabricante de cosméticos naturales.
En este nuevo panorama del lujo basado en
la experiencia, Costa Rica tiene muchas y muy buenas oportunidades para
consolidarse como un país creador de auténtico lujo. El lujo de experiencias
únicas.
Publicado en la revista Estilo Ejecutivo (La República Media Group)
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