Valores, no derechos
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En ocasiones se producen acontecimientos que ponen a prueba la solidez de
una sociedad. Estos meses, desde que iniciara la huelga de los sindicatos
del se...
sábado, 18 de diciembre de 2010
El tiempo y la elegancia
Ya estoy de regreso en España y el cuerpo me pide escribir. Relatar brevemente lo que observo con ojos críticos. Con la mirada de refresco del que ha pasado unos meses fuera y vuelve a ver aquello que dejó atrás. Y en este relato no puedo hablar de asombro, porque a estas alturas ya queda poco margen para la sorpresa. Lo que hay es constatación de hechos y sospechas.
La vida continúa a un ritmo acelerado. No hay margen de maniobra en el día a día. Despertador para levantarse, horario de entrada, reuniones, almuerzo, actividades preestablecidas, llegada a casa, tareas domésticas y fin del día. Puede parecernos una rutina insoportable, un ciclo recurrente. Sin embargo, todo ese ajetreo diario pareciera estar perfectamente planificado por los que lo viven.
Basta echar una ojeada alrededor para darse cuenta de que somos nosotros mismos los que nos creamos las rutinas, los que inventamos deberes inexistentes, los que definimos esa vorágine diaria. “Esta tarde tengo que ir a comprar el regalo del amigo invisible”, escucho por los pasillos de un edificio de oficinas. Una importantísima tarea que invariablemente aparece en estas fechas en las agendas de cientos de miles de ciudadanos anónimos.
A mí, personalmente, el amigo invisible, como ejemplo de ítem para ocupar el tiempo libre, me parece estupendo. Ahora bien, como actividad humana, creo que es una soberana tontería nacida de una especie de sentimiento socialista/solidario que viene a decirnos algo así como: que nadie se quede sin regalo en Navidad. Fríamente pensado es comprar un regalo a una persona que, si la tuviese en estima, le haría un regalo de igual forma; de lo contrario resulta que tengo que hacer un regalo a un tipo al que ni siquiera conozco –o que me cae fatal- gracias a un estúpido sorteo.
El tengo que se ha convertido en el dueño de nuestra existencia. Fíjese el lector cuántas labores, antaño plancenteras y recompensantes, se vuelven rutinas insoportables. Hay aficionados al tenis que tienen que ir a jugar esta noche. Amantes del buen comer que tienen que asistir a una cena servida por un chef con dos estrellas michelin. Y blogueros que tienen que publicar los martes y los viernes. ¿Dónde quedó el placer por practicar un deporte, saborear un buen plato o escribir unas líneas?.
Hemos cercenado de nuestras vidas el valiosísimo tiempo libre. Sí, ese que nos permite ser realmente libres, porque somos nosotros los que elegimos en qué invertirlo. Un tiempo libre que han ido proscribiendo los usos y costumbres de esta sociedad acelerada que nos somete.
La vida no da para más. Quiero decir que pareciera que no da para más que para llenarla de tareas insustanciales que nos hagan olvidar nuestro vacío existencial. Así, entre amigos invisibles, aficiones que se convierten en obligaciones y gestiones de correveidile, vamos colmando nuestro día a día, sin tener que pensar demasiado, sólo hace falta cumplir los planificado.
Querido lector, el ser elegante no se deja absorber por la vorágine depredadora de tiempo. Nuestro tiempo es limitado, por eso hay que dejar espacio para el verdadero disfrute de los placeres privados, los cuales hemos ido conviritiendo en imposiciones de agenda. Tiempo para la improvisación en nuestra propia existencia.
Foto prestada de Ev. Gracias.
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17 comentarios:
A mi lo del amigo invisible me parece una gilipollez muy grande, yo lo hago con la familia política porque así "nos ahorramos dinero todos, y quebraderos de cabeza" Lo que a mi me espanta es ver cómo gente que tiene muucho más dinero que yo es incapaz de abrir el monedero para comprarte algo; lo mejor sería que no regalaran nada y en paz.
Bienvenido de nuevo al noble placer de la escritura, aunque no sea con pluma estilográfica!
Tiene un nombre, aunque suene raro: procrastrinación
Saludos
Vaya Paco ¡cuánto tiempo! Estoy de acuerdo contigo; cuando una determinada afición se convierte en obligación, mejor dejarlo.
A mi eso del amigo invisible me trae mal rollo, recién llegada en la escuela en que estaba con el lío del amigo invisible me hicieron una broma de muy mal gusto, y que encima perjudicó más a unas compañeras mías que a mi misma. Claro que la que lo hizo quedó como el c.... y de paso se supo que clase de "personaje" era, después se extrañó cuando años después me la encontré casualmente y no la saludé.
Que pases unas felices fiestas.
Saludos,
Totalmente de acuerdo, aprendamos a disfrutar del "dolce far niente" y del dedicar nuestro tiempo libre a aquello que realmente nos gusta y no a predefinidas actividades insulsas.
Un placer leerte de nuevo!
Raquel,
Lo has clavado.
Gracias por tu apoyo.
Lino,
Según el DRAE, procrastinar significa aplazar, diferir.
Explícanos un poco más por favor.
Gracias.
Lola,
Además de estúpido, el amigo inservible puede ser peligroso.
Espero saludarte por aquí antes de Navidades.
Eduardo,
Un placer volver a verte por aquí a ti también.
¡Hola! bueno, si es aplazar indefinidamente los proyectos importantes, proyectos que siempre deseas hacer, pero para el que no encuentras tiempo debido a todas estas múltiples chorraditas que nos ocupan todo el tiempo.
¡Saludos!
Un placer leerete de nuevo.
Y totalmente de acuerdo.Ocupamos más tiempo del que deberíamos,no sé si para no ver la realidad o para qué,pero es así.Tampoco me gusta lo del amigo invisible,pero en alguno participo.Un saludo.
Hacer regalos es todo un arte y, como tal, debería considerarse un placer que no puede estar sujeto a una "obligación" social impuesta por una insana moda de "más por menos".
Un regalo requiere, sobre todo, conocimiento de la persona destinataria y, más aún, deseos de agradar y ofrecer un obsequio especial.
No obstante, veo también últimamente cómo se pierde el valor del detalle, cómo la gente agradece menos esos regalos que, a pesar de un pequeño valor económico, tienen un gran valor sentimental...
Un saludo a todos.
Buena puntualización, Lino.
Gracias por seguir ahí, Nacho.
Gentleman,
Los regalos prácticamente carecen de sentido cuando se hacen en "fechas señaladas", ¿no te parece?. Yo creo que hay que regalar cuando uno encuentra algo que sabe que le va a agradar a un familiar o amigo, lo cual no suele coincidir con la fecha de su cumpleaños, ni con la Navidad.
Gracias por tu comentario.
Absolutamente de acuerdo.
El mejor regalo es el que se hace cuando la otra persona no lo espera. Nada más satisfactorio que el gesto de sorpresa absoluta en el rostro de una persona querida. Además, por qué no, dejar de ceñirnos a estas fechas señaladas por las grandes superficies es un gesto que nos distingue y diferencia de la inmensa mayoría.
Un saludo.
Estoy de acuerdo con las opiniones aquí vertidas. Un regalo debe ser algo personal que revista un cierto nivel de complicidad entre ambas partes. Nada tan aséptico y antinatural como el jueguecito del amigo invisible que tanto se estila desde hace tiempo.
Un abrazo a todos.
Pakithor...has vuelto!!
Q bien,espero que todo esté saliendo como habías planeado.
Muacs.
Yose.
Gracias Consultant, exactamente esa es mi idea al respecto. Pero además resulta que hemos convertido en obligación algo que debiera ser devoción.
Hola Yose,
Todo caminando a buen paso.
Celebro saludarte nuevamente.
En realidad, el "amigo invisible" es la materialización durante un ratito del "amigo imaginario", con una salvedad, no lo creas a tu gusto...
Hola Pakitor!
Soy lectora ocasional de tu blog y me encanta que hayas vuelto, ya te echaba de menos.
No suelo intervenir (más por tiempo y otros motivos que no vienen a cuento ahora) pero la mayoría de las veces estoy 100% de acuerdo contigo.
Pero hoy no me he podido aguantar, fundamentalmente porque intuyo que no te gustaría saber que esta falta queda aquí para la posteridad (sobre todo en un blog sobre la elegancia...también al escribir) Por favor, "absorber" es con dos b.
Sin acritud :)
Un saludo
Sra. Red Soles,
Mil gracias por la fidelidad, el comentario y sobre todo por la corrección.
Saludos afectuosos.
Paco, Bienvenido!
El tema que planteas, como casi todos, tiene varias perspectivas. En familias amplias(cena 24/31/6), es una simplificación/concentración del regalo, que permite una mayor atención al regalado y al detalle. Sobre gustos...
Un abrazo
Cameliap1
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